El poner límites tiene que empezar por ti, porque no solo le das una estructura fácil de entender, sino que te conviertes en su brújula. En teoría puede sonar muy sencillo, pero ponerlo en práctica es diferente, así que aquí te dejamos unos tips para que puedas empezar.
Ponerle límites a tus hijos también se ve así:
-
A toda acción, hay una reacción
Esta es la manera más sencilla y sana de ponerles límites a tu críos. Déjalos que vivan las consecuencias de sus actos, puede ser complicado porque a nadie le gusta verlos sufrir, pero es necesario. Con esto puedes generar consciencia en ellos sobre la responsabilidad que tienen.
-
Un paso adelante
Malamente tenemos esta creencia que si tenemos que pedir las cosas, ya no las queremos. Pero seamos honestas, nadie es adivino. Es importante que le hagas saber a tu hijo con anticipación qué es lo que esperas que haga para crear en él una reflexión antes de actuar. Por ejemplo: Si no te gusta que te hablen con cierto tono, puedes decirle “No me gusta que me hables así”.
También lee: ¿Ansiedad o mamitis? Aprende a distinguir
-
Si no lo pueden manejar es un NO
Hay situaciones que tus hijos no pueden manejar de la mejor manera, como los berrinches que hacen cuando no se les da lo que quieren. Así que enséñales que hasta que no aprendan a controlarse será un NO rotundo. Por ejemplo: Si siempre que van al súper termina pataleando porque no le compraste el muñeco que quería, a la siguiente ida dile que no podrá acompañarte hasta que aprenda a comportarse, límites son límites.

Shhh… La guía definitiva para enseñarle a tu bebé a dormir


-
Bye privilegios
Si tu hijo rebasa un límite que ya conoce bien, tienes que quitarle algo que disfrute para que vea una consecuencia. Empezará a asociar que si hace algo malo, las consecuencias nunca serán buenas. No es que lo castigues de por vida pero puedes negarle esa ida al parque si no se ha portado bien.
Te puede interesar: 5 formas de amor tóxico con tus hijos
-
El time out también es un límite
Cuando veas que no hay posibilidad de hablar las cosas, es mejor que tu hijo se tranquilice un ratito. Después podrán hablarlo y encontrar una solución sin alzar la voz ni llegar a una pelea.
RECUERDA: Pegar nunca es una opción.
Poner límites desde que son chiquitos puede traer muchos beneficios, no solo a ti como mamá también a tu hijo ahorita y cuando crezca.
Fuente: Unicef