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Aquí vas a encontrar pasos concretos para mejorar la relación con tus hijos, especialmente si reconoces que ciertas actitudes o dinámicas los alejaron emocionalmente.
¿Cómo mejorar la relación con tus hijos?
1. Reconoce lo que pasó (sin excusas). Aceptar que tus acciones afectaron la relación no es fácil, pero es el primer paso. Tal vez gritaste demasiado, ignoraste sus emociones o usaste el castigo como primer recurso. Reconocerlo no te hace mala madre o mal padre, te hace consciente.
2. Evita justificarte. Frases como “estaba cansado” o “así me educaron a mí” pueden sonar como excusas. En su lugar, di: “Me equivoqué. Y quiero hacerlo mejor”.
3. Cambia tu lenguaje diario. La forma en la que hablas con tus hijos marca el tono de la relación. Si usabas frases duras, sarcasmo o gritos, cámbialo por un lenguaje firme pero respetuoso. Decir cosas como “te dije que no” puede volverse más efectivo si lo reemplazas con: “Entiendo que querías hacerlo, pero no es seguro. Vamos a buscar otra opción”.

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La conexión emocional no se construye con autoridad, se construye con presencia y respeto.
4. Establece rutinas que generen cercanía
Muchos conflictos vienen de la falta de tiempo de calidad. No necesitas hacer actividades elaboradas. Con que te sientes a jugar 10 minutos al día, coman juntos sin pantallas o lean un cuento antes de dormir, es suficiente para empezar a reconectar.
5. Pide perdón, sin miedo
Pedir perdón no te quita autoridad. Al contrario, les enseñas a tus hijos responsabilidad emocional. Diles con claridad: “Lamento haberte hablado así. Estaba molesto, pero no fue la manera correcta de expresarlo”.
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6. Escucha más de lo que hablas
Cuando tus hijos sienten que los escuchas sin juzgarlos, bajan la guardia. Pregúntales cómo se sienten, qué piensan, qué les molesta. Y no interrumpas.
La escucha activa es una de las herramientas más potentes para reparar vínculos rotos, según expertos en crianza como Laura Markham, autora de Peaceful Parent, Happy Kids.
7. Sé constante, aunque no veas cambios rápidos
Tu hijo no va a confiar de nuevo de la noche a la mañana. Si has gritado por años o castigado sin empatía, necesitará tiempo para sentirse seguro contigo.
Pero si eres constante, clara y amorosa en tus límites, poco a poco va a bajar la resistencia.
Lo importante no es la perfección, es la intención con la que actúas cada día.
9. Busca apoyo si lo necesitas
No tienes que hacerlo sola. Hablar con una psicóloga infantil o asistir a talleres de crianza respetuosa puede ayudarte a romper patrones y encontrar nuevas herramientas.