En lugar de exigirte ser una mamá que todo lo puede, es momento de hablar de pedir ayuda. Porque hacerlo no significa ser débil, ni menos capaz. Al contrario, reconocer tus límites muestra inteligencia emocional y cuida tu salud física y mental.
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El costo de querer ser mamá perfecta
Cuando te conviertes en mamá, las responsabilidades se multiplican. Alimentar, dormir, bañar, cuidar, trabajar y mantener la casa. La lista nunca se acaba. Si además cargas con la idea de que no deberías pedir ayuda, la presión crece hasta volverse abrumadora.
Según un estudio publicado en Maternal and Child Health Journal, las mujeres que intentan cumplir solas con todas las demandas de la maternidad son más propensas a sufrir ansiedad y depresión posparto. Esa presión impacta en la manera en que te vinculas con tu bebé y tu entorno.
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Pedir ayuda no te hace menos mamá
Tal vez pienses que si pides ayuda, alguien creerá que no puedes con la maternidad. Ese pensamiento es común y está basado en creencias culturales que idealizan a la madre sacrificada y autosuficiente.
Sin embargo, investigaciones de la American Psychological Association dicen que compartir responsabilidades, aceptar apoyo de familiares o incluso buscar ayuda profesional mejora la salud emocional de las mamás y fortalece el vínculo con sus hijos.
Dejar que tu pareja participe en los cuidados, permitir que una amiga te eche la mano o apoyarte en especialistas no te resta valor. Al contrario, te da más energía y claridad para estar presente en lo que de verdad importa.
Cómo empezar a pedir ayuda sin sentir culpa
- Reconoce tus límites. No eres un robot. Identificar lo que puedes y lo que te desborda es el primer paso.
- Sé clara con lo que necesitas. A veces la gente quiere ayudar, pero no sabe cómo. Pedir algo específico evita frustraciones.
- Normaliza la conversación. Hablar con otras mamás sobre lo difícil que es hacerlo todo sola ayuda a romper el mito de la autosuficiencia.
- Acepta sin justificarte. Recibir apoyo no necesita una explicación extensa ni una excusa.
- Cuida tu autocuidado. Usar ese tiempo para descansar o atenderte es válido. No tienes que llenar tu agenda con más pendientes.