¿Crees que tus hijos deben convivir con sus abuelos?
Tener esta figura en la vida de los niños es una ventaja, pues la cumbre y el final de la vida se encuentran de cara con el principio de la misma que son los nietos; y así, la mancuerna abuelos/nietos crea lazos emocionales que perduran para siempre en ambos, pero en los niños se vuelven parte de su formación y cimientos como personas.
La relación con los abuelos puede ser un bálsamo para los nietos pero también para los propios abuelos. En tiempos como los que vivimos en los que cada vez más papá y mamá trabajan fuera y lejos de casa, o ahora en pandemia, quizás desde casa pero con el tiempo limitado para cuidar de los niños, los abuelos pueden llegar a ser una piedra angular en la educación de los niños, además de que muchas veces representan un gran apoyo para su crianza, pero más allá de esta asistencia práctica, hay que considerar que la relación entre abuelos y nietos es siempre muy enriquecedora para ambos lados cuando sucede desde al amor y no desde la obligación.
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Constantemente escuchamos que “los padres están para educar y los abuelos para consentir”; en general (depende de la forma de ser de los abuelos), con muchos de ellos se construye una relación amorosa y los abuelos sienten un placer inmenso cuando están con los nietos y viceversa, es cuando la vida da una segunda oportunidad para participar en la familia porque los nietos revitalizan y rejuvenecen a los abuelos, los mantienen actualizados y como la tarea de educar recae en la mayor parte de los casos, en los padres, los abuelos pueden ocuparse de dar atenciones, cariño y tiempo a los niños.
Tus hijos deben convivir con sus abuelos porque en este lazo encontrarán grandes lecciones como:
-Ofrecer su experiencia en momentos de crisis familiar (ayudar en la comunicación padre/hijos, por ejemplo).
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–Transmitir valores familiares y mantener el vínculo entre las generaciones porque son el origen de nuestra historia familiar. Las historias que cuentan los abuelos sobre la vida de sus hijos (o sea, los padres) cuando ellos eran niños gustan mucho en la infancia y contribuyen en el desarrollo psicológico de los más pequeños. Los abuelos nos dan un sentido de continuidad de la familia, son catalizadores para que los niños comprendan que sus padres son humanos (¡mi papá también hacía travesuras!) y, por lo tanto, facilitan la identificación de los niños con sus padres.
-Los abuelos se renuevan y aprenden con sus nietos, acercándose más a las nuevas generaciones (usar la tecnología es un ejemplo).
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-Los abuelos pueden parar el tiempo: porque pasar tiempo con ellos es alejarse del mundo de prisa en el que a veces vivimos los padres. En casa de los abuelos el nieto recibe el trato amoroso que siempre merece como niño que es; y el valor tan atesorado que es el tiempo para conversar, para escuchar y para jugar.
-Son magníficos compañeros de juego. Los niños a través del juego, aprenden a relacionarse, a convivir, a pensar, a respetar reglas, etc.
-Sus historias son tesoros puestos en palabras que dan a las generaciones más jóvenes un sentido de identidad.
-Pueden identificar comportamientos y carencias en los hijos que los padres no captamos fácilmente.
Algunos consejos para fortalecer el lazo:
-Visitarse a menudo: la frecuencia es importante porque construye la familiaridad e intimidad de las emociones en ambos, si la visita física no es posible, usar la tecnología para acercarnos sirve mucho (teléfono, correo electrónico y similares para hablar, escribir o enviar fotografías y archivos de sonido). Grabar la voz del abuelo leyendo un cuento favorito es una gran idea porque el niño puede recurrir a su abuelo aún en su ausencia.
-Las fotografías son importantes, nos dan un sentido de pertenencia y fortalece la memoria en los niños.
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-Cuando los niños escriben y leen, pueden hacer cartas a sus abuelos y leer las suyas, es otro gran regalo que puede conservarse en el tiempo.
-Los abuelos pueden enseñar y compartir sus aficiones y habilidades con los nietos y son actividades que luego son herramientas de vida como tejer, cocinar, coleccionar algo y que además del aprendizaje representan tiempo en familia.
-Hacer un árbol genealógico: explicar cosas sobre sus antepasados y familiares encanta a los niños. Para un niño, sus abuelos son la base de su historia personal. Todo ser humano tiene la curiosidad de conocer sus raíces, su historia, de dónde viene, y los abuelos representan esa parte de su pasado que forma parte de su vida.
Los abuelos no sustituyen a los padres, pero definitivamente su amor es inmenso e incondicional, la protección, el cariño que demuestran y el tiempo y espacio que brindan es incomparable. Los abuelos son paternidad con experiencia, nos aventajan en sabiduría, son los mejores confidentes y consejeros.
Los niños ven en ellos las personas con quienes pueden platicar de esos temas que, según los niños y adolescentes, sus padres no entenderían. Los abuelos son excelentes intermediarios entre padres e hijos cuando se presenta un conflicto y pueden ser no solo el origen de nuestra familia sino de nuestros mejores recuerdos de infancia.
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Tener abuelos y convivir con ellos dan un sentido de pertenencia y saber que uno es parte de algo, ayuda a sentir lo importante que se es para los demás, por eso, los abuelos dan a los nietos un sentido de seguridad que los ayuda a desempeñarse mejor en el mundo. Cuando no se tienen abuelos por la edad, por la distancia o por cualquier otra razón, siempre existe la posibilidad de acercar a nuestros hijos a alguna persona mayor que nos ame y a la que amemos, una persona cercana a nuestra familia que pueda ser un abuelo en funciones, porque esa experiencia de vida es algo que no debemos negar a nuestros hijos.
Aprender a valorar y respetar a los abuelos es el mejor inicio para lograr una convivencia familiar más plena, llena de generosidad, amistad y amor entre las personas que la conforman, se trata de amor y de valores y se trata también de acercar el amanecer con el ocaso de la vida, para transitar por ella de la mejor manera para nacer amados y despedirnos adorados y plenos por esas personas llenas de amor y sabiduría que pueden ser los abuelos y los nietos.