Clásico: hiciste la dieta del helado o la de sopa de verduras, bajaste lo que querías y en cuanto volviste a la normalidad, los kilos también, ¿qué pasó? Muy simple: no cambiaste tus hábitos. Si lo que buscas es hacer una modificación en tus patrones de alimentación y comenzar a bajar o mantenerte, la única salida permanente es aprender a comer.
1. Debo consumir todo light
Decir que un alimento tiene esa cualidad significa que es reducido en grasa, sodio o azúcar pero todo producto bajo en grasa debe tener menos de 3 g por porción y ojo, hay pasteles o dulces que tienen poca o nada de azúcar pero aún así no significa que debas acabártelos. Toma las porciones adecuadas.
2. Si como poco adelgazaré
Te falta tiempo y eliges “cualquier cosa” como un taco de guisado o un yogurt y crees que así conservarás la línea, es todo lo contrario: entre menos comas, más engordarás. Cuando consumes pocos nutrimentos, tu cuerpo se acostumbra a sobrevivir con menos energía y tu metabolismo se ralentiza. En cambio, si ingieres una ración adecuada cada tres o cuatro horas, todo tu sistema se mantendrá activo y quemando grasa. Si te compras un paquete de comida rápida, ingerirás poco volumen, pero con muchas calorías.
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3. Hay que contar todas las calorías
Las cantidades adecuadas se calculan de acuerdo con sus objetivos y necesidades; pero podemos decir que hay tres reglas básicas:
• Para reducir de peso: ingesta < ejercicio
• Aumento de peso: ingesta > ejercicio
• Mantenerlo: ingesta = ejercicio
Sólo el nutriólogo puede calcular cuántas necesitas y con base en qué alimentos repartirlas.
4. Puedo romper la dieta el fin de semana
Con dos días que te satures de comidas grasosas puedes echar a perder toda tu semana. Por ejemplo, comer 2 tacos de barbacoa equivalen a un día y medio perdidos y un combo del cine ¡a cinco!
5. Sólo lo integral ayuda
Las harinas y cereales de este tipo son más sanos por su alto contenido en fibra, minerales y no te apoyan aisladamente, sino que por su composición regulan la función intestinal y eliminas más toxinas.
6. La grasa vegetal es mejor
No existen alimentos buenos ni malos; sólo desequilibrios. Por ejemplo: si comes una orden de enchiladas con tortillas fritas, pollo con piel, crema y queso manchego estás delante de una bomba. En cambio si sólo calientas las tres piezas con pechuga hervida, queso fresco y lechuga, estarás en balance.
7. El jugo de limón en ayunas elimina grasa
Muchas dietas milagrosas le adjudican estas propiedades a los cítricos como limón y naranja y aunque no está demostrado que su ingesta lo logre de verdad.
8. Los platillos vegetarianos siempre son más sanos
Falso. Algunos contienen grandes cantidades de grasa, más si están hechos con queso, aceite, pastas o salsas cremosas. De hecho, la carne roja puede ser mejor si es magra.
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¡Puros cuentos!
• La fruta como postre, engorda. Las comamos antes, durante o al final siempre tienen el mismo aporte calórico; se sugieren entre comidas
• El agua helada acelera el metabolismo. Nada tiene que ver la temperatura, lo que sí te beneficia es ingerir 2 litros diarios
• El chocolate está prohibido. En dosis reducidas es una fuente de energía, antioxidantes, flavonoides y minerales. Sólo no lo mezcles con leche
• Las dietas basadas en frutas y verduras te harán bajar más rápido. El balance es la clave. Si no modificas tus hábitos, tu peso volverá a ser el mismo en cuanto termines el régimen. ¡Aprende a comer!
Opciones sin sacrificio
• Ensalada con trozos de queso panela y jamón de pavo
• Quesadilla con tortilla de maíz y queso Oaxaca; no de harina ni manchego
• Tacos de pollo con tortilla abierta en lugar de dorada
• Salpicón en vez de milanesa
• Arroz hervido o al vapor, no frito
• Pozole con pollo en vez de cerdo