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¿Por qué odio a mi pareja después de tener a mi bebé?

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El cambio hormonal puede hacer que odies a tu pareja. Comprende mejor tus cambios después de tener un bebé para entender tus emociones.

por que odias a tu pareja
Traer un bebé al mundo cambia muchas cosas. Tal vez esperabas sentirte más unida a tu pareja, compartir la emoción y enfrentar los retos juntos. Pero, de pronto, algo se pasí… sientes rabia, frustración o hasta ganas de salir corriendo. Si te descubres pensando “odio a mi pareja”, respira. No estás loca, ni sola, ni eres una mala persona.

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¿Por qué odio a mi pareja después de tener a mi bebé?

El cambio hormonal no es un mito
Durante el embarazo y el posparto, tus hormonas se disparan. El estrógeno y la progesterona bajan en picada después del parto, lo que puede afectar tu estado de ánimo. Además, los niveles de oxitocina —la hormona que fortalece el vínculo con tu bebé— se elevan, pero no necesariamente con tu pareja.

Según el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH), muchas mujeres experimentan tristeza, irritabilidad y cambios emocionales intensos después de dar a luz. Y eso, por supuesto, impacta la relación.

No es solo hormonal, es práctico
Mientras tú estás desvelada, amamantando, cambiando pañales y tratando de sobrevivir al caos, puede parecer que tu pareja simplemente… sigue con su vida. Si no está igual de involucrado, si no carga con el mismo nivel de responsabilidad emocional y física, es natural que crezca el resentimiento.

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De hecho, estudios como el publicado en el Journal of Family Psychology muestran que la satisfacción en la relación de pareja tiende a disminuir tras la llegada de un hijo, especialmente en los primeros meses.

¿Quién eres ahora?

Tú también estás cambiando. Ya no eres la misma de antes y eso es fuerte. Tal vez no te reconoces en el espejo, ni en tus emociones, ni en tu manera de actuar. Mientras tú te reconstruyes, esperas (consciente o inconscientemente) que tu pareja se adapte contigo. Pero si no lo hace, o no lo hace bien, aparece la rabia.

Frases como “no me entiende”, “no me ayuda”, “todo depende de mí” son señales de alerta que muchas mujeres repiten en voz baja, o a gritos, en terapia o en sus pensamientos.

Comunicación rota = frustración total

Es difícil hablar con calma cuando llevas semanas sin dormir. Cuando tu lista mental no termina nunca y sientes que todo recae sobre ti. Si no hay una comunicación clara, honesta y frecuente, se acumulan los malos entendidos. Lo que no se dice, se pudre. Y de ahí al odio, hay un solo paso.

¿Qué puedes hacer?

Primero: ponle nombre a lo que sientes. Odio, rabia, decepción, culpa… todo eso es válido. No se trata de juzgarte, sino de entenderte. Después, si puedes, busca apoyo. Puede ser terapia, una red de otras mamás o simplemente hablar con tu pareja sin filtros, pero con respeto.

Y no, no tienes que hacer todo tú sola. Si tu pareja está dispuesta, repartan las cargas. De verdad. Las tareas invisibles también pesan. No es lo mismo «ayudar» que hacerse cargo. Y sí, hay diferencia.

No eres mala, eres humana

Sentir odio no te hace una persona horrible. Significa que estás sobrepasada, que necesitas algo distinto, que algo está fallando. Tu relación puede cambiar, evolucionar o incluso terminar. Pero todo empieza por mirarte con honestidad y permitirte sentir sin culpas.

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