¿La crianza cambia por temporadas? Esto dicen los expertos
Invierno: menos luz, más irritabilidad
En invierno hay menos horas de sol. Esto altera la producción de melatonina y afecta el estado de ánimo. La psiquiatra Dr. Rosalyne Reimer, del National Institute of General Medical Sciences, explica que la luz regula los ritmos circadianos y que su ausencia incrementa irritabilidad y cansancio.
¿Qué puedes ajustar?
- Buscar luz natural por la mañana.
- Mantener rutinas cortas.
- Priorizar juego tranquilo y contacto físico.
Además, la psicóloga infantil Dr. Nicole Beurkens dice que los cambios de luz afectan más a los niños sensibles, por lo que necesitan más estructura en estos meses.
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Verano: más movimiento, más demanda
El calor y los días largos elevan la actividad. El neurólogo del sueño Dr. Rafael Pelayo (Stanford Sleep Medicine) explica que el verano provoca retrasos naturales en la hora de dormir y un descenso en la calidad del sueño infantil.
Para compensar ofrece agua durante todo el día, trata de mantenerlos en espacios frescos o hacer pausas con sombra, y ajusta la rutina de noche para evitar sobrecansancio.
La neuropsicóloga infantil Dr. Amanda Morin recuerda que el sobrecalentamiento y el exceso de estímulos aumentan la reactividad emocional, por lo que tu hijo puede pedir más presencia.
Regreso a clases: picos de cortisol normales
Volver a la escuela eleva el cortisol. La American Academy of Pediatrics y la psicóloga del desarrollo Dr. Laura Markham explican que los cambios de horarios, maestros y reglas activan la respuesta de estrés, incluso si tu hijo “se ve bien”.
¿Qué hacer?
- Mantén las tardes libres.
- Reduce estímulos al llegar a casa.
- Crea un ritual de transición (baño, cuento, merienda).
El neurólogo Dr. Andrew Huberman también ha dicho que la anticipación a nuevos entornos eleva el cortisol por la mañana y baja al sentir seguridad. Por eso, el acompañamiento emocional diario es clave.
Brotes y cambios de sueño: más contención
Los brotes de desarrollo vienen con regresiones de sueño, mayor demanda y sensibilidad. El Harvard Center on the Developing Child señala que, durante estas etapas, el cerebro establece nuevas conexiones y necesita mayor regulación externa. La psicóloga perinatal Dr. Rebecca Schrag Hershberg recuerda que “los comportamientos difíciles son picos de crecimiento, no fallas de crianza”.
En estas temporadas baja tus exigencias, mantén rutinas suaves y ofrece más contacto y presencia.
Tu rutina familiar también marca la temporada
La psicóloga clínica Dr. Lisa Damour explica que el estrés parental se contagia por co-regulación. Si tú estás agotada, tu hijo lo percibe y reacciona.
Por eso, ajusta tu descanso y tus límites según tu propia temporada. Cuando tú te regulas, tu casa también se regula.
Si ves la crianza como ciclos, entiendes que tu hijo no está “fallando”. Solo está respondiendo al entorno, su cuerpo y su etapa. Y tú puedes ajustar con él.
