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Hábitos pequeños que destruyen la relación poco a poco
1. Criticar. Criticar al otro —aunque sea “por su bien”— mina la autoestima de tu pareja.
Cuando haces comentarios similares a “nunca haces esto” o “siempre olvidas aquello”, generas tensión que se acumula.
2. Mostrarse condescendiente o despreciar. En los estudios de John Gottman aparece claramente el “desprecio” como uno de los grandes predictores del divorcio. Hablar con tono de superioridad, burlarse o ignorar al otro lo convierte en enemigo.
3. Ponerse a la defensiva. Cuando ante una queja o expresión de tu pareja lo primero que haces es excusarte o devolver la culpa, se bloquea la comunicación. En lugar de plantear “estoy dispuesto a entender”, se instala un “es culpa tuya”.
4. Retirarse o dar el tratamiento del silencio. El “dejar de hablar”, ignorar o salir de la conversación es un mecanismo fácil pero destructivo. Aunque parezca que “no pasa nada”, crea distancia, resentimiento y desconexión.
5. No resolver los conflictos o dejarlos para después. Postergar las conversaciones difíciles porque “ya lo hablaremos” genera que los problemas se acumulen. Y cuando vuelves a tocarlos, vienen con más equipaje: rabia, decepción, cansancio.
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6. Ignorar la intimidad emocional o física. Cuando poco a poco te acercas menos, compartes menos, la relación va perdiendo vida. Es importante que sigas conectando, no solo físicamente, también con las emociones, los planes, los sueños.
7. Mantener secretos financieros o no alinear expectativas económicas. Las finanzas revestidas de opacidad o de falta de acuerdo terminan siendo dolorosas. No se trata de tener todo igual, sino de compartir visión, comunicar, soportarse mutuamente.
8. Desatender al otro por tu teléfono, redes o distracciones externas. Estar presente es más que “estar en la misma habitación”. Si tu atención se va a otro lado, le estás diciendo sin querer “no eres prioridad”. Lo digital se convierte en rival silencioso de la conexión.
9. Acumular rencores en lugar de perdonar. Si a cada discusión vuelves al pasado, lo que pudo haber sido “un error” se convierte en carga.
10. Interpretar todo lo que hace tu pareja como algo negativo. Pensar “seguro lo hizo para molestarme” o “esto demuestra que no le importa” es ponerle filtro y castigo al otro. Mejor pregunta, dialoga, da espacio para que explique antes de asumir lo peor.
Ningún matrimonio se destruye de la noche a la mañana. Son estos comportamientos “pequeños” los que, día tras día, van debilitando lo que era fuerte. Pero también son los que puedes cambiar más fácilmente. Si empiezas ahora: reconocer los hábitos, hablar con tu pareja, ajustar las acciones y actitudes, estás sembrando para que el vínculo crezca y se fortalezca.
