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¡Ayuda, se quemó con el sol!

Una sencilla guía para que tu hijo no sufra por el ardor de piel luego de las vacaciones.

Que a los niños les encante pasar horas en el mar o jugando en la alberca es algo muy común. Lo único malo es que después de tanta diversión vienen los achaques si no tuviste oportunidad de echarle suficiente bloqueador. 

 

¿Se quemó con el sol?  Alivia su molestia en tres pasos: 

 

Para aliviar la molestia

 

Ponle agua fresca o colócale pedazos de tela húmedos y fríos sobre el área afectada, esto para reducir el calor. Aplícale crema humectante o con aloe si no tiene ampollas; si tiene, te sugerimos no reventarlas, mantenerlas secas y cubrirlas con una gasa esterilizada para prevenir una infección Evita el uso de productos que contengan benzocaína, lidocaína o petróleo (como la vaselina)

 



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Para la inflamación

 

Pueden ayudar los medicamentos de libre venta, como el ibuprofeno y las cremas con cortisona; pero recuerda que un médico debe orientarte sobre la cantidad adecuada. Ahora bien, en caso de que tenga reacciones severas, como insolación, fiebre, escalofríos, deshidratación, náuseas o erupciones dolorosas, lo mejor es consultar al pediatra; dentro de las consecuencias comunes sólo están el enrojecimiento, el despellejamiento y las ampollas (que podrían considerarse quemaduras de segundo grado). De cualquier forma, es preferible que utilice ropa holgada y de algodón.

 

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A largo plazo

 

Lo que ocurre en este tipo de lesiones es que el grado de exposición supera la capacidad de la melanina, que es el pigmento que da color y protege nuestra piel. A pesar de que los efectos inmediatos normalmente son ligeros y temporales, el daño cutáneo que no observamos es permanente y puede tener resultados serios, como cáncer de piel. Toma en cuenta que no existe el “bronceado saludable”; pues tomar el sol sin protección causa envejecimiento prematuro. Por ello, lo ideal es prevenir y evitar la exposición en las horas de máxima radiación UV, que es entre las 10 y las 16 hrs. Además, aplícale a tu familia un protector solar con FPS de al menos 50, media hora antes de asolearse y cada dos horas a la intemperie, sin olvidar utilizarlo en la cara, el cuello y los hombros.

NOTA: Las instrucciones de algunos productos de petróleo blanco los recomiendan para quemaduras leves; lo cierto es que no están purificados y pueden causar infección.

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