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¿Para qué le sirve la escuela a tu hijo?

Te decimos las cosas que tu hijo debe aprender en la escuela, pero también aquellas que deben ser enseñadas y practicadas desde su casa.

La escuela es una de las instituciones más importantes en una sociedad, pues se trata de uno de los pilares fundamentales en el desarrollo de los niños. La escuela no sólo da experiencias académicas, es decir, no sólo enseña a leer, escribir, hacer operaciones matemáticas o experimentos; brinda a los niños, además, “experiencias sociales, sensoriales, emocionales y personales que permiten descubrir su personalidad así como sus áreas de oportunidad y fortalezas”, nos dice la maestra en Educación Ximena Sandino, directora del Consejo Académico General de Green Hills School.

“El tema escolar es una cuestión cultural y familiar, pues depende mucho de nuestras creencias la edad en que queremos que nuestros hijos vayan al colegio, ya sea por necesidad o por decisión” – Ximena Sandino

Al asistir a la escuela, los chicos aprenderán a compartir, a trabajar en equipo, a seguir instrucciones, reglas y normas de conducta y reforzarán hábitos y valores; ampliarán su conocimiento del mundo que los rodea, serán aún más independientes, encontrarán su vocación y, algo muy importante, ejercerán diversos roles: alumnos, compañeros y amigos.

 

¿Qué aprenderá mi hijo en kínder?

 

Dependiendo del nivel en el que se encuentren, las experiencias irán cambiando. También, varían de acuerdo con el modelo educativo que elijas para tu familia. Por ejemplo, en nivel preescolar, la SEP Señala que la escuela contribuirá a que el niño:



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  • Aprenda a regular sus emociones, a trabajar en colaboración, resolver conflictos mediante el diálogo y a respetar las reglas de convivencia
  • Adquiera confianza para expresarse, dialogar y conversar en su lengua materna; mejore su capacidad de escucha, y enriquezca su lenguaje oral al comunicarse en situaciones variadas
  • Desarrolle interés y gusto por la lectura y se inicie en la escritura
  • Empiece a contar, estimar, reconocer atributos, comparar y medir; y a resolver problemas
  • Tenga curiosidad por la naturaleza y su medio ambiente
  • Se apropie de los valores y principios necesarios para la vida en comunidad
  • Use la imaginación y la fantasía, la iniciativa y la creatividad.
  • Mejore sus habilidades de coordinación, control, manipulación y desplazamiento

Aunque de manera general estas son las competencias que la escuela debería proporcionar a todos los niños, hay que reconocer que no todos los pequeños son iguales, y esto es primordial que los padres tomemos en cuenta antes de hacer fila para inscribir a nuestro crío.

Ximena Sandino nos aclara este punto: “la teoría “Escuela para todos” de la UNESCO dice que todos los niños deben ser aptos para todas las escuelas, pues parte de la base que los pilares escolares son los mismos para todo programa educativo”.

A final del día, el sistema educativo y el tipo de escuela van a tener diferentes resultados en cada pequeño. Hay que recordar que todos tienen preferencias diversas en el aprendizaje y variará según su contexto familiar y características personales. Lo más importante, es que observes a tu hijito y conozcas la filosofía particular de la escuela que te interesa, para decidir si son un match.

 

¿Qué le debo enseñar en casa a mi hijo?

 

La primera infancia es el cimiento de una vida plena, de un desarrollo y crecimiento exitosos. De acuerdo con la UNESCO, el desarrollo y el crecimiento del niño son complementarios, pero no se deben confundir: “el crecimiento se caracteriza por un aumento de tamaño, de altura o de peso.

El desarrollo es un proceso de cambio en el que el bebé aprende a dominar niveles cada vez más complejos de movimientos, pensamientos, sentimientos y socialización. Es un viaje de descubrimiento a través de los sentidos, en el que el niño capta y, de ese modo, crea, establece y confirma conexiones y caminos en el cerebro. Todas las dimensiones de este proceso de desarrollo están interrelacionadas, de manera que lo emocional influye en lo cognitivo y lo físico, y viceversa.

Es increíble cómo los cerebros de los niños, al llegar a los dos años de edad, contienen tantas sinapsis y consumen tanta energía como el cerebro de un adulto medio, por lo que la capacidad de aprender de una persona y su actitud hacia el aprendizaje se originan en sus primeros años. Para lograr que nuestros hijos consigan esta plenitud cognitiva, emocional y física, la UNESCO recomienda:

  • Propiciar un contexto estimulante y receptivo, pues esto puede poner al niño en el camino del descubrimiento, de la apertura al mundo exterior y de la capacidad de integrar informaciones
  • Permitirles tener experiencias sensoriales, pues son las que actúan en el cerebro, creando y disponiendo una mente que funciona
  • Alimentarlos correctamente
  • Permitirles vivir en un entorno sano con compañeros de juego activos
  • Evitarles un estrés prematuro, pues esto puede influir negativa y permanentemente en la función cerebral, en el aprendizaje y en la memoria. Pero no sólo se trata de eventos catastróficos, hay formas menos extremas de tensión emocional, como las disputas entre los padres o una depresión de los mismos pueden exponer a los niños a mayores riesgos de depresión y de dificultades de aprendizaje
  • Abrazarlos y acariciarlos
  • Fomentar actitudes positivas y la voluntad de aprender
  • Fomentar la curiosidad en bebés y niños, pues si no sacian su sed de conocimiento, ésta disminuir

Y las investigaciones al respecto son contundentes: Si a un niño se le otorga todo esto, su cerebro, a los 12 años, funcionará mejor que el de un chico criado en ambientes menos estimulantes.

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