Los médicos Herbert López González y José Fernando Huerta, en su informe “La enuresis nocturna en niños. Un reto para el pediatra, un conflicto para la familia”, publicado en la Revista Mexicana de Pediatría, alarman que la historia clínica es el instrumento más importante para la investigación del niño con este problema, que debería conllevar un interrogatorio muy minucioso y detallado.
Es recomendable realizarlo en forma separada a los padres y al niño para conocer las distintas perspectivas que pueden tener el problema e identificar sus causas.
Asimismo, “hay que buscar datos de antecedentes familiares de incontinencia, edad de inicio, patrón diario de las emisiones, número de noches secas por semana, asociación con otros síntomas o signos, conflictos familiares, sociales o escolares que coincidan con el inicio de la enuresis, la cronología del control de los esfínteres y trastornos del desarrollo psicomotor, afectivo o del lenguaje”.
Junto con ello se debería realizar un examen físico que incluya un examen neurológico integral, análisis del área perineal y los genitales en busca de alteraciones de la sensibilidad, tono del esfínter del ano, datos de procesos infecciosos o malformaciones externas, además de una revisión del abdomen.
Los estudios de laboratorio deberían incluir un examen general de orina y un urocultivo. Todo esto ayudaría a darle al pequeño paciente el tratamiento más adecuado.
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