Regalos de la semana 24 del embarazo
Con los estudios de ultrasonido podrás observar a tu pequeño moverse y girar, todavía tiene espacio para ello. En esta semana cierra y abre los ojos constantemente, se chupa el dedo y sigue practicando sostenerse, tragar y digerir. Su carita está prácticamente formada, y ya tiene cejas, pestañas y pelito, pero todavía son blancos pues no se han pigmentado.
Durante la semana 24 del embarazo las arterias de los pulmones se están consolidando para funcionar desde el primer segundo de su nacimiento: con su primer llanto, sus pulmones necesitan estar 100 por ciento maduros.
Además, los huesos son cada día más duros porque se están osificando. Es decir, dejan de ser gelatinosos para hacerse más resistentes. Para esta semana, ya dominas cuándo está despierto, por la fiesta que trae en tu pancita, y cuándo está dormido. A veces, sus horarios no coinciden con los tuyos y te despierta en la madrugada.
Está por empezar la recta final de tu embarazo y hay síntomas con los que ya convives como una veterana, mientras que otros aparecen conforme va creciendo tu panza. Usa ropa holgada, de preferencia de algodón. Habrás notado que te acaloras con más facilidad, porque tu temperatura es más alta y esto es normal en la semana 24 del embarazo.
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Es posible que las agruras y el reflujo se intensifiquen a partir de ahora porque el útero está comprimiendo el estómago y hace más difícil la digestión. Otro síntoma no tan cómodo es el estreñimiento, que se hace más común a partir de esta semana. Es bueno realizar caminatas regulares, una vez más, consumir agua y alimentos ricos en fibra como ciruelas, manzanas, espinacas, avena y semillas de girasol, entre otros.
La columna, la postura, la forma de caminar, el tamaño de los pies, el aumento de peso, la debilidad de los músculos de la pelvis y la manera de dormirte se modifican ante el peso que ahora carga tu vientre, cuidado con las caídas. En la semana 24 del embarazo tu centro de gravedad cambió, así que prueba primero cómo te sientes con tacones antes de salir con ellos, y de preferencia, no los uses muy altos.
Este bebé cada vez está más grande y más llenito. Sus ojos por fin se abrieron y dentro de tu vientre, en la oscuridad y un silencio relativo, parpadea, se sujeta del cordón, baila y duerme, creciendo para estar listo para nacer. Ya te escucha, sus oídos están completamente formados, y las neuronas y nervios que se encargarán de decodificar esta información sensorial, funcionan casi al cien. Tu voz lo pone alerta, y está atento a los sonidos graves y los ruidos de tu entorno, del lugar donde este bebé va a vivir.
Al sentido del oído no sólo le importa una sinfonía de sonidos, sino que es una herramienta básica para comunicar y adquirir un lenguaje. Por eso mantenlo protegido desde tu vientre, evita exponerte a infecciones, vacúnate a tiempo, evita los ruidos extremos y crónicos durante tu embarazo, nunca tomes medicamentos —especialmente antibióticos— que no fueron recetados por tu ginecólogo. Y, por último, dile sí al tamiz auditivo neonatal.
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