¿Deberías preocuparte si tienes sed durante el embarazo?
Tomar agua es una necesidad humana, pero cuando se está en la etapa de gestación, lo es aún más. Por eso, las mujeres embarazadas sienten más sed y, por tanto, deben hidratarse adecuadamente.
De acuerdo con Alejandro Kava Braverman, ginecólogo y obstetra, de Pronatal, en el Hospital Bite Médica, “desde la séptima semana de embarazo, la mujer comienza con un incremento en la sensación de sed, que se manifiesta durante cualquier hora del día, pero es más común en la tarde-noche”.
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Evitará el estreñimiento, pero también te ayuda a respirar
El agua natural es la mejor opción para hidratarse, puesto que este líquido es vital para que la gestante refresque su boca, pero también es importante aclarar que si da mucha sed durante el embarazo, se debe tomar agua con el objetivo de que se optimice su concentración mental, aleje los dolores de cabeza (recuerda que durante la resaca, el dolor de cabeza es por la falta de hidratación) y tenga un óptimo funcionamiento de la circulación sanguínea para ella y para su bebé, también mejorará la comunicación celular de todo el cuerpo, y reducirá el apetito, así como los cuadros de estreñimiento y hemorroides.
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En el caso concreto de la sed durante el embarazo, hay que entender que “el agua también te ayuda a respirar. Sí, leíste bien a respirar. Al respecto, el doctor Arturo Torres, experto en medicina interna, explica: el agua en un adulto representa entre 50 a 70% el peso corporal total. Por ello, es necesario re-hidratarse todos los días ya que entre 250 a 350 mililitros de agua se pierden al respirar; y son entre 500 mililitros a un litro de orina la que se desechan diariamente.
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Las hormonas, los saben
Durante el embarazo, son las hormonas las que generan las señales que incrementan la sed y la mujer deberá tomar, como mínimo, 2.3 litros de líquidos al día que puedan repartirse en agua, consomés, sopas, frutas (como la sandía), leche y batidos naturales y saludables.
“Es importante que la mujer no deje de tomar agua, porque su cuerpo lo requiere no solo para funcionar, sino para crear la vida y, es justamente el embarazo, donde el organismo femenino está trabajando a la máxima potencia”, indica el experto en medicina de la reproducción, Kava Braverman e indica que, durante la lactancia, la mujer también necesita la ingesta de agua extra.
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La mujer embarazada requiere agua para:
• Reducir la constipación intestinal y evitar la formación de hemorroides.
• Mantener los volúmenes adecuados de orina, si son menores o mayores incrementarán el riesgo de infecciones de vías urinaria.
• Controlan la producción de líquido amniótico, si tiene menos puede poner en riesgo la vida del pequeño en formación.
• Incrementa la cantidad de sangre circulante en su organismo.
• Ayuda a preparar a los senos para la lactancia.
• Reduce la ingesta de alimentos no protéicos y ayuda a digerir la fibra.
• Ayuda a mantener la piel hidratad y firme
• Reduce las infecciones orales y genitales
• Facilita el parto vaginal
• Incrementa la producción de leche materna, entre otras.
¡Cuidado, puede ser diabetes!
La diabetes también se presenta en el embarazo y se le conoce como ‘diabetes gestacional’, tiene las siguientes características: sed excesiva y quemante que no se reduce con la ingesta de agua, pérdida de orina y sensación continua de querer ir al baño, incluso durante las noches, orinar mucho y constantemente, incremento del apetito y del peso corporal, también hay mucha sensación de hambre todo el día y en especial en la noche.
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“Cuando una mujer tiene síntomas de diabetes gestacional, es necesario que se medique insulina a fin de controlar mejor el embarazo, puesto que puede presentar problemas tanto para la mujer como para el pequeño”, destaca Kava Braverman cuando se le preguntó sobre el tema de la sed durante el embarazo.
Entre las dificultades que genera la diabetes gestacional están:
1. Infecciones urinarias recurrentes
2. Partos prematuros
3. Dar a luz a bebés muy grandes lo que imposibilita el parto vaginal y genera cesáreas de emergencias.
4. Problemas de asma, reflujo y alergias en los recién nacidos.
5. Tendencia a la obesidad infantil, entre otras