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Lo que nadie te dice del posparto

Tú decides cómo sentirte y organizarte mientras te acoplas a la vida

Te dedicaste a leer todo lo posible sobre bebés, memorizaste qué significado podría tener cada uno de sus balbuceos y sabías exactamente en qué parte del desarrollo se encontraba tu bebé según tu semana de embarazo.

Pero una vez que nace, llegan diversas situaciones cotidianas sin un lugar en los libros ni en las conversaciones con otras mamás, y que pueden bajonearte los ánimos o hacerte sentir como un bicho raro.

Antes de que leas todo aquello por lo que podrías pasar, recuerda esto: tú decides cómo sentirte y organizarte mientras te acoplas a la vida que estás estrenando. ¿Necesitas algunos ejemplos?

La cruda realidad

  1. Milagrosamente tooodos saben sobre bebés más que tú
    “¿Le cambiaste bien el pañal”, “Cargarlo de esta manera es mejor” o “Lo estás acostumbrando a los brazos” son consejos que acaban por poner los pelos de punta: para estos casos lo mejor es responder que sí a todo y guiarte por tu instinto maternal, pues finalmente es TU hijo y nadie lo entenderá mejor.
  2. Amamantar es realmente difícil
    Puedes dominar la técnica correcta en el segundo intento o tardar más. Sí, es algo natural pero necesitas informarte y practicar la postura que les acomode mejor a ambos.
  3. Tu recámara parecerá una juguetería
    Un día te das cuenta que el tocador hizo a un lado tus sofisticadas cremas para hacer espacio a mamilas y chupones, mientras en tu clóset hay más pañales y accesorios de bebés que cosas tuyas.
  4. ¿Y el auto? ¡Ni se diga!
    La sillita, la pañalera, los juguetes, la cobija, el cambiador… ¡ufff! No importa que parezca que estás en plena mudanza, cualquier cosa que tu bebé pueda necesitar es importante. Con el tiempo identificarás lo que es realmente indispensable.
  5. Tu perfume será ahora “lavanda contra las rozaduras con un toque de toallitas húmedas”
    Aunque es igual de importante no dejar de lado tu propio cuidado físico, en ocasiones, por más que te esfuerces no lograrás deshacerte de una pequeña estela de ese aroma característico a bebé. ¡No te desesperes!
  6. La idea de visitas sólo es buena si vienen a ayudar
    Llega un punto en el que todo el trabajo que el bebé requiere te deja la agenda al límite, ¿ponerte linda para las visitas y arreglar todo para recibirlas? Imposible. Quien desee conocer a tu bebé lo hará sin importar nada más.
  7. Piensas por qué no llevabas una rutina de ejercicio antes de ser mamá y comienzas a ver de otro modo la cirugía estética
    Tenías el tiempo y la energía, y podías invertir en ello. ¡Basta! Deja de flagelarte: mientras no pierdas la voluntad por llevar un mejor estilo de vida, encontrarás el tiempo que necesitas.
  8. Te sientes culpable por no agradecer la maternidad
    Cuando te sientas agotada de los llantos, desvelos y pañales cada tres horas, piensa que cansarte no es una razón para sentirte mal ni te hace una pésima madre: sólo necesitas descansar y aceptar la ayuda de los demás.
  9. No quieres que termine esta etapa pero deseas con ansias que acabe pronto
    Así es, experimentarás emociones encontradas y no puedes esperar para escuchar sus primeras palabras, verlo dar el primer paso y jugar con él en el patio. Todo a su tiempo: cuando menos imagines ya irá al kínder.
  10. Te enamoras de la idea del hijo único.
    ¿Recuerdas aquellos planes para tener cuatro hijos? Dos y dos, decías. Pues ahora crees que tener uno solo es perfecto y no necesitas más. Lo mejor en este momento es no pensar en eso, con el tiempo y la comunicación con tu pareja podrás decidir qué es lo que realmente desean.



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