¿Qué es el meconio?
La palabra meconio deriva de la palabra griega “mekonion”, que significa “juego de amapola”. El meconio está compuesta por: 80% agua, así como restos de líquido amniótico deglutido, material de descamación, secreciones gastro-intestinales, enzimas pancreáticas, ácidos grasos libres, porfirinas, interleucina, biliverdina, albúmina y fosfolipasa.
“La aspiración del meconio suele presentarse en recién nacidos de término o postérmino principalmente, aunque hay que precisar que el meconio se produce desde el tercer trimestre de gestación”, indica Hernández-Ramos.
¿Qué pasa si el bebé respira el meconio?
En primer lugar, el meconio se adhiere en las vías aéreas terminales y produce dos tipos de obstrucciones:
1.Parcial: El meconio provoca atrapamiento aéreo e hiperinsuflación (pulmones aireados) de los campos pulmonares, que puede resultar en un neumotórax o colapso pulmonar. También es común el neumomediastino (aire en el mediastino que es el espacio en medio del tórax entre los pulmones y alrededor del corazón.) y/o enfisema pulmonar.
2.Total: Si la obstrucción es completa, la presencia del meconio produce atelectasias o s un colapso completo o parcial del pulmón entero o de una parte.
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En segundo lugar, el meconio interfiere con acciones protectoras que recubren el pulmón. Ello, produce lesiones graves del tejido pulmonar e inducción a la apoptosis que es tipo de muerte celular en la que una serie de procesos moleculares en la célula conducen a su muerte.
¿La cantidad de meconio es proporcional al daño y las secuelas?
Sí, afirma Roberto Hernández-Ramos, coordinador de la Clínica de Medicina Materno Fetal de Pronatal, ya que dependiendo de la cantidad de meconio aspirado, puede inactivar la totalidad del factor surfactante, afectar los neumocitos o disminuir los niveles de proteínas de surfactante tipo A y B, y provocar un cuadro de dificultad respiratoria grave.
“Las consecuencias más comunes del SAM son dificultad respiratoria, inflamación de los pulmones e hipertensión pulmonar. Por ello, hay que mantener la oxigenación y la tensión arterial (TA) en valores óptimos. Además, la administración de oxígeno es el pilar del tratamiento en estos pacientes. Ya sea mediante presión positiva y oxígeno suplementario o mediante intubación y ventilación mecánica”, recomienda el experto.
El monitoreo es la clave
“Es muy importante monitorear a todos los bebés antes de nacer, pero espacialmente a aquellos que tenga líquido amniótico meconial, debido al riesgo de asfixia neonatal o SAM”, puntualiza Hernández-Ramos.
Además “se recomienda realizar la aspiración de la orofaringe antes de la salida de los hombros, en el momento del parto. Y siempre hay que evitar el sufrimiento fetal a como de lugar”, advierte.
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