La infertilidad duele más en esta fecha porque contrasta con las risas de los sobrinos, los embarazos de las cuñadas o primas, la mirada compasiva y preocupada de nuestros padres y la ingenuidad de quienes preguntan: “¿Y ustedes para cuándo?”.
Mucha gente aún no logra comprender que esta condición implica pérdidas más sutiles pero no menos importantes que la del hijo que no llega.
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¿Dónde encontrar fortaleza?
La respuesta está en el trabajo emocional que en pareja realicen durante todo el año. Les sugerimos:
- Limitar el número de fiestas y reuniones a las que asistirán. Si los anfitriones los aprecian, comprenderán el por qué de su ausencia
- Evitar bautizos, baby showers y eventos que puedan alterarlos, habla con quienes los invitan y ofrece visitarlos después
- Pedir ayuda psicológica de un profesional y de quien ha pasado una situación similar
- Reconocer sus sentimientos. Es natural que ames a tu hermana y que a la vez sientas rencor al verla embarazada. Las emociones ambivalentes son parte de toda relación
- Realizar actividades que les produzcan bienestar y evadir las que les incomodan. Esto podría parecer una obviedad, pero no siempre se hace
- Intentar conservar una actitud positiva. Las experiencias dependen del significado que les atribuimos
Finalmente, tomen en cuenta que esta fecha pasará pronto y el dolor emocional tampoco durará para siempre. ¡Ánimo!
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