- ¿mi leche es suficiente?
- ¿se queda con hambre el crío?
- ¿hay que complementar con fórmula?
- ¿por qué el crío quiere estar pegado a mi pecho, todo el tiempo, no está comiendo bien?
La realidad es que un bebé no come siempre lo mismo, todos los días van cambiando sus necesidades de alimentación. “A los tres meses es cuando ocurre la primera crisis de la lactancia, es muy evidente porque la mujer nota que su bebé tiene hambre todo el tiempo y quiere estar pegado a su seno, cuando antes no era así”, indica la licenciada en nutrición Montserrath Fernández-Salamanca, quien cuenta con una Maestría en Ciencias de la Salud por la Escuela Superior de Medicina del IPN y asesora de lactancia del Hospital ABC.
¿Por qué hay crisis en la lactancia?
“A los tres meses, el bebé succiona más veces y mayor cantidad de leche, porque está creciendo y sus requerimientos de alimento son mayores. Por eso, el bebé come más y más, y con cada succión le está ‘informando’ al seno de su mamá cuánta leche lo satisface; por eso la mujer no debe desesperarse, sino que al paso de algunos días el seno se adapta a los nuevos requerimientos del lactante y está listo para producir la cantidad necesaria”, precisa la experta.
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También recomienda: “no hay que darle fórmula en los momentos de crisis, porque entonces, el seno no producirá lo que se requiere, así que entre más succione el bebé, mayor cantidad de leche tendrá mamá”.
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De una cereza a una berenjena
El tamaño del estómago de un recién nacido es equivalente a una cereza, por eso necesita más de 12 tomas al día de algunos mililitros de leche.
Para, cuando llega al primer mes, el estómago será del tamaño de un huevo de gallina, y las tomas se reducirán en frecuencia, pero serán más prolongadas.
Al año, el bebé tiene un estómago del tamaño de una berenjena y, por tanto buscará mayor cantidad de leche y otros alimentos.
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Los bebés crecen muy rápido y, por eso, la crisis de la lactancia puede aparecer con relativa frecuencia. Se tiene demostrado que los bebés no parecen satisfechos con la cantidad de leche a las 3 semanas de vida, a los 3 meses de vida, a los 8 meses de vida e incluso a los 12 meses de vida.
De allí, que la mujer no deje de lactarlo, ni complemente con fórmula, por el contrario, deberá tener claro que su bebé está creciendo muy bien y, en consecuencia, requiere más alimento.
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Consejos prácticos durante una crisis
Observa a tu bebé: si tiene los puños cerrados al comenzar a alimentarse, significa que está ansioso por comer. Si se lleva las manos a la boca, también es una señal de que quiere comer un poco más.
Bebé satisfecho: si tu bebé está tranquilo, sin apretar los puños y además, tiene varios cambios de pañal, significa que está comiendo bien.
Fomenta el apego. A veces el bebé no tiene hambre, solo quiere estar en el regazo de mamá. Así que déjalo que esté cerca de ti, abrázalo y platica con él; con ello, se tranquilizará porque a veces el llanto no es de hambre sino de miedo a la separación.
Pregunta tu experta en lactancia. Si tienes dudas respecto a la crisis de la lactancia, acércate a una profesional para que indique cómo sobrellevar estas etapas.