La discusión es clara: ¿se trata de disciplina y formación o de una medida demasiado rígida?
El reglamento incluye nueve puntos que buscan unificar la presentación de los alumnos:
- Cabello recogido.
- Nada de maquillaje.
- Aretes pequeños y discretos.
- Sin accesorios llamativos.
- Blusas holgadas y sin estampados visibles.
- Uñas naturales.
- Falda debajo de la rodilla.
- Calcetas blancas largas.
- Zapatos negros colegiales.
El argumento de la autoridad es sencillo: la escuela no es un lugar para destacar con el estilo personal, sino un espacio para aprender a respetar normas y enfocarse en el estudio.
Lo que dicen los defensores del uniforme
Quienes están a favor aseguran que las reglas ayudan a generar disciplina. Según la Secretaría de Educación Pública (SEP), el uniforme escolar fomenta igualdad y evita que las diferencias económicas se noten en la vestimenta de los alumnos.
Además, varios especialistas en educación coinciden en que los hábitos adquiridos en la infancia impactan en la vida adulta. El respeto a normas sencillas, como traer el uniforme completo, puede trasladarse después a la vida laboral.


Las críticas al reglamento
Del otro lado, hay padres y estudiantes que lo ven como una medida exagerada. Argumentan que un uniforme tan estricto limita la libertad de expresión y deja de lado la individualidad de cada persona.
Organizaciones como la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) han señalado en varias ocasiones que imponer reglas de manera rígida puede chocar con el derecho al libre desarrollo de la personalidad.
Además, estudios de la UNESCO indican que la disciplina escolar no depende únicamente de la apariencia física, sino de estrategias de enseñanza, motivación y acompañamiento.
¿Disciplina o control?
El debate no es nuevo. En distintos estados del país, los reglamentos de uniforme han generado polémica. Mientras unos defienden que el orden comienza con la presentación personal, otros insisten en que lo importante es la calidad de la enseñanza y no si las calcetas son largas o cortas.
Lo cierto es que este reglamento viral abrió la conversación sobre qué significa realmente “educar con disciplina”. ¿Se trata de cumplir normas externas sin cuestionarlas o de formar personas críticas y responsables?
Como papá o mamá, seguramente te preguntas si estas reglas ayudan o solo generan tensión. La respuesta no es sencilla. La disciplina sí es necesaria, pero también lo es reconocer que cada estudiante necesita un espacio para expresarse y sentirse cómodo en su entorno escolar.
Quizá la clave no está en eliminar las reglas, sino en equilibrarlas con una formación que incluya respeto, pero también autonomía. Al final, la escuela debería preparar para la vida, no solo para cumplir un reglamento.