La escena fue capturada por su hija, Sandra Venegas, y compartida en redes. Al día siguiente, tras su fallecimiento, la imagen se volvió viral, mostrando la entrega y el sacrificio silencioso que muchos maestros hacen por sus estudiantes.
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Comentarios de exalumnos y colegas destacaron su dedicación y paciencia, recordando cómo su compromiso marcó una diferencia real en sus vidas. “Nunca dejó que una tarea quedara sin revisar, incluso cuando estaba muy cansado”, escribió una alumna.
La foto de Alejandro Navarro, concentrado hasta el final, se convirtió en un símbolo del amor por la enseñanza y del compromiso que los docentes mantienen, a veces incluso por encima de su propio bienestar.
