La familia había llegado a Arizona en 2019 buscando un nuevo comienzo. Tú sabes que criar a un hijo ya es difícil; hacerlo sin recursos es aún más complicado.
Rachel Henry, Pedro Ríos y sus tres hijos terminaron viviendo en la calle. Una tía de Pedro decidió recibirlos otra vez porque temía por el frío y por la seguridad de los niños. Nadie imaginaba lo que vendría.
El 20 de enero de 2020, la policía de Phoenix recibió una llamada urgente: tres niños pequeños no respondían. Cuando los oficiales entraron a la casa, confirmaron que los tres estaban muertos.
En ese momento, las autoridades comenzaron a interrogar a los adultos presentes. Y ahí llegó la confesión que terminó de horrorizar a todos.
La declaración de la madre
Durante su entrevista, Rachel Henry admitió haber asesinado a sus hijos. Lo dijo con detalles que quedaron registrados en el informe del Departamento de Policía de Phoenix.
Declaró que asfixió a cada uno mientras les cantaba para evitar que gritaran. Primero a Maraya, de casi 2 años. Luego a Zane, de 3, quien intentó resistirse. Finalmente tomó a la bebé Catalaya, de solo 7 meses.
Pedro Ríos, el padre, estaba en la casa, pero aseguró que no entendió lo que estaba ocurriendo. Las autoridades incluyeron su declaración en el expediente.
Detención y la sentencia
Rachel fue arrestada ese mismo día. Meses después decidió declararse culpable de tres cargos de asesinato en primer grado para evitar la pena de muerte. En febrero de 2025, cinco años después, un juez dictó sentencia: pasará el resto de su vida en prisión sin posibilidad de libertad.
Por qué este caso te impacta como mamá
Cuando eres mamá, historias así te remueven. No solo por la gravedad del crimen, sino por todo lo que revela: aislamiento, pobreza extrema y ausencia total de apoyo.
Organismos como el FBI y el CDC han documentado que los homicidios cometidos por uno de los padres, aunque poco frecuentes, suelen aparecer en contextos de crisis extrema y falta de redes cercanas.
Este caso te deja claro que la vulnerabilidad familiar puede escalar rápido cuando no existe soporte, atención psicológica o intervención a tiempo.
