Para Isabella, la experiencia conecta directamente con lo que vivió como madre. “Llegué a la menopausia como a la lactancia hace 18 años: sin información. Nadie me explicó los cambios biológicos, psicológicos y emocionales que enfrentaría. Por eso, mi camino siempre ha sido aprender y cuidarme, para entender mi cuerpo y mi alma”.
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La actriz resalta que, tanto en la lactancia como en la menopausia, la mujer atraviesa transformaciones profundas. “Durante la lactancia descubrí la importancia de escucharme y de informarme sobre mi cuerpo. Aprender sobre fertilidad, hormonas y autocuidado me ayudó a disfrutar más de mi maternidad y a aceptar los cambios cuando llegó el momento de dejar de ser fértil”.
Isabella también comparte cómo el autocuidado físico y emocional es clave: desde ejercicio y alimentación hasta meditación y apoyo profesional. “Fui con especialistas, me hice estudios, cuidé mis hormonas. Todo eso me ayudó a transitar este duelo y a reconectar con mi feminidad”, explica.
Y aunque reconoce la tristeza por cerrar un capítulo, su mensaje es: “La fertilidad no es lo único que define nuestra feminidad ni nuestro disfrute de la vida. La maternidad, la pareja, la sexualidad y el amor propio siguen siendo parte de nosotras, incluso cuando la biología cambia”.


«Me dolió despedirme de mi fertilidad, pero aprendí que puedo dar vida de otras formas y eso me transformó”
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