Contó que, luego de pasar por un periodo complejo debido a que una de sus hijas estuvo en cuidados intensivos, finalmente regresaron a casa. Días más tarde, su esposo la llevó de urgencia a la sala de emergencias al notar que algo no estaba bien.
En el hospital, su presión arterial alcanzó 215, por lo que el equipo médico pasó casi seis horas intentando estabilizarla. El diagnóstico fue preeclampsia.
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Lo que ocurrió después del diagnóstico
Martha explicó que esa primera noche fue clave para lograr controlar su presión. A partir de ese momento, comenzó a estabilizarse, aunque la recuperación no fue inmediata.
Durante el mes y medio siguiente, tuvo que regresar dos veces más a emergencias para revisión y control. La experiencia le dejó claro que el posparto también puede requerir vigilancia médica constante.
En su mensaje, agradeció el acompañamiento de su esposo, de su familia y del personal de salud que la atendió durante este proceso.
La preeclampsia también puede aparecer después del parto
La experiencia de Martha pone atención en un punto importante: la preeclampsia no termina con el nacimiento del bebé. Puede presentarse en el posparto, incluso semanas después, y requiere seguimiento médico.
Por eso, los especialistas recomiendan no minimizar síntomas como presión alta, dolor de cabeza persistente o malestar general durante esta etapa.
Hablar de estos casos ayuda a entender que el cuidado materno continúa después del parto y que acudir a revisión puede prevenir complicaciones mayores.
