Esta sensación de nostalgia que nos da cuando vemos la película viene justamente de lo bien que retrata las emociones humanas. Todos nos podemos identificar, pues todos hemos sentido tristeza, ansiedad, alegría o incluso envidia en algún momento.
Sin duda, podríamos ponernos a analizar cada escena de Intensamente 2 y encontraríamos algún aprendizaje. En este caso, hablaremos de un momento que pasó desapercibido por muchos, pero que muestra una realidad para todos.
La escena que pasó desapercibida
Alerta de spoilers.
Para darles contexto a aquellos que no recuerdan bien la película, o que no la han visto todavía, la escena de la que hablaremos sucede después de que las emociones principales han sido expulsadas del cuartel. Tristeza es la elegida para regresar y ocultarse mientras el resto continúa con su viaje. Así que, cuando Tristeza regresa al cuartel, se esconde para que las nuevas emociones no la vean.
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Aquí es cuando sucede un momento muy importante, ya que es Vergüenza, el gigante tímido, quien la descubre. ¿Y qué hace? Decide esconderla. Toma cajas y archiveros que están cerca para ocultarla del resto de las emociones.
Esta escena puede parecer una más de la película, no obstante, esta complicidad que se forma entre ambos personajes es una analogía para un suceso emocional importante que la mayoría de nosotros hemos experimentado en algún momento.
Lo que nos enseñaron las emociones de Intensamente 2
La tristeza se quiere esconder y la vergüenza la ayuda. ¿A qué nos recuerda esto? A todas esas veces que decidimos reprimir cualquier emoción que considerábamos «negativa» por vergüenza.
No queremos vernos «débiles», así que ocultamos nuestra tristeza y pretendemos estar bien todo el tiempo.
Pensamos que la fortaleza está en reprimir las emociones negativas, no obstante, la verdadera fortaleza está en mostrarlas y abrazarlas sin pena. Tal como nos muestra la película. No se trata de ocultar la tristeza porque nos da vergüenza que la gente nos considere «débiles», sino de abrazarla junto a la vergüenza para poder dejarlas salir y liberarnos.
Siempre que nuestras emociones empiecen a tomar el control, debemos pedir ayuda. Recordando que ninguna emoción es negativa si aprendemos a experimentarla y manejarla de la manera correcta.