La investigación fue realizada por científicos en Países Bajos, y siguió a más de 100 niños con diagnóstico de TDAH. Durante cinco semanas, se les ofreció una dieta estricta sin ultraprocesados, azúcares añadidos ni conservadores. Al final del experimento, más del 60% mostró una disminución importante en la hiperactividad, la impulsividad y la falta de atención.
También te interesa: El bullying es más fuerte en niños con TDAH… y no solo en la escuela
El hallazgo refuerza lo que muchas familias ya intuían: lo que comen los niños sí impacta su comportamiento. Aunque el TDAH tiene un origen multifactorial (genético, neurológico y ambiental), este estudio sugiere que una dieta más natural y balanceada puede ser una herramienta útil para complementar el tratamiento, junto con terapia y seguimiento médico.
Los expertos aclaran que no se trata de una “cura milagrosa”, ni de eliminar alimentos sin supervisión profesional. Pero sí invitan a observar si ciertos alimentos empeoran la conducta o dificultan el enfoque, y consultar con un pediatra o nutriólogo especializado.
Evitar embutidos, cereales azucarados, jugos industrializados, refrescos, galletas y productos con colorantes puede ser un buen primer paso. En cambio, optar por comida casera, frutas, verduras y alimentos sin etiquetas largas, puede hacer la diferencia.

Shhh… La guía definitiva para enseñarle a tu bebé a dormir


Lee también: ¿El TDAH es una herencia?: El rol de la genética