El estudio determinó que familias con menores ingresos son las más afectadas; 44% son niños de primaria, 19% de nivel secundaria y 26% de preparatoria. De igual forma, se detectó que hubo una modificación en las rutinas y actividades diarias de los hogares del país, sobre todo en los hogares con niñas y niños donde se han expuesto a múltiples desafíos para sobrellevar las nuevas dinámicas de confinamiento.
La investigación que también estuvo a cargo de la Universidad Iberoamericana, detectó que «muchos de quienes están dejando la escuela tienden a ser de familias o pertenecientes a familias con menores ingresos. Lo preocupante ahí o sobre lo que quisiéramos llamar la atención es que esto contribuye a profundizar las brechas de acceso a educación y aprendizaje; que familias con menores recursos en situación de pobreza y vulnerabilidad definitivamente están más afectados que otro tipo de hogares”.
Por su parte, Catalina Gómez, jefa de Política Social de Unicef México, explicó que poco más de la mitad de los niños, niñas y adolescentes que dejaron las aulas son hombres (53%) mientras que 47% son mujeres. Siendo que 44% de los menores de edad abandonaron en primaria; 19% en secundaria y 26% en preparatoria.
La jefa de Política Social hizo un llamado urgente a las autoridades, para que se canalice ayuda a estos casi 2 millones de niños se quedaron sin escuela debido a la Covid-19, ya que «requiere una acción proactiva por parte de las instancias educativas para no dejar ir a estos niños, niñas y adolescentes que vamos viendo que van dejando su educación, no hay perderlos y dejar de hacer esfuerzos», mencionó.
De igual manera, exhortó a revisar los niveles de aprendizaje de los niños que siguieron con las clases en línea, ya que no se podría afirmar que todos tuvieron un aprendizaje óptimo. «Hay que evaluar los niveles de aprendizaje de los alumnos e implementar acciones de recuperación que partan del nivel de aprendizaje que tienen; es mucho más costo efectivo invertir en programas remediales ahora, en donde se atiendan los elementos en donde hay rezago, a tener que invertir en programas de segunda oportunidad porque ya los niños están más grandes, porque ha habido una acumulación en la afectación en los aprendizajes y es más complejo hacer que una persona aprenda contenidos que ha podido a prender mucho antes en la vida”, explicó.
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El estudio afirmó que 35.2% de los hogares con niñas, niños o adolescentes reportan que uno o más de sus integrantes perdió su empleo o fuente de ingresos entre febrero y junio de 2020. Además, 1 de cada 3 hogares con niñas y niños experimentó inseguridad alimentaria moderada o severa, es decir, se quedaron sin alimentos o pasaron hambre por falta de dinero o recursos, lo que llevó a que se buscaran ingresos económicos de cualquier forma, incluso mandando a los menores a trabajar o evitar que fueran a la escuela para reducir los gastos del hogar.
