Muchas veces el problema se presenta porque, desde el momento en que el bebé se sienta a la mesa “con los grandes”, empieza a aprender los gustos de la familia; de esta forma es probable que no pruebe muchos alimentos porque a ti, a tu esposo o a tus otros hijos no les gustan.
Para evitar este problema, ofrece a tu bebé todo tipo de alimentos, aún los que a ti no te gusten. Si puedes, que no sepa que a ti no te gustan; esto puede sonar a broma, pero si lo que estás tratando de lograr es que tus hijos “coman bien”, resulta muy útil dejarlos formarse sus propias opiniones respecto a los diversos sabores y alimentos.
- Dale a tus hijos lo mismo que tú comes y ¡hasta lo que no! Alrededor de los 18 meses de edad, un niño puede comer todo lo que sus papás comen
- No cedas a la tentación de preparar algo rápido con tal que no se vaya a la cama sin cenar; si lo haces una vez, el niño aprenderá: “¿Por qué tengo que comer lo demás? Si no como, mi mamá me prepara lo que yo quiero.”
- Puede tomar algún tiempo inculcar la costumbre de que todos coman lo mismo, pero si no empiezas por dar el primer paso, cada vez será más difícil conseguirlo.
- Siempre que puedas, haz que la hora de la comida sea un momento de convivencia en familia. ¡Es tan fácil poner a los niños frente a la televisión a la hora de la cena! Pero éste es un buen momento para estar juntos para favorecer la conversación; además ayuda a establecer un buen hábito y también crea un espacio seguro y abierto para los niños.
- Involucra al niño en la preparación. Sea niño o niña, cuando los niños participan en la elaboración de un menú, comprar los ingredientes, cocinar juntos y ayudar a servir a la hora de comer, se sienten orgullosos de sus logros. También es más probable que estén dispuestos a probar cosas nuevas si ellos las prepararon.
- Si ofreces al niño algo nuevo y no quiere, podría ser que no tiene hambre, que está cansado o que ya aprendió que si no come lo que hay, tú le preparas lo que él quiere. Pero, por otro lado, los gustos de los niños cambian; si dejas pasar un tiempo puedes volver a ofrecer un platillo que antes no quiso y, ¿quién sabe? A lo mejor ahora sí le gusta.
- Cambiar la presentación o la preparación a veces puede ser de ayuda. Así, poco a poco puedes ir ampliando el menú de tus hijos.
El tema no está agotado; si tú estás pasando por una situación similar y te gustaría compartir tus experiencias, no dudes en hacerlo. Recuerda que ustedes arman el contenido de este blog. Puedes enviar tus preguntas y comentarios a: midoctoranancy@gmail.com y visita mi página web midoctoranancy.com y acompáñame en Twitter y Facebook.
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