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Mamá de varones, ¿cómo es la experiencia?

Grace Navarro compartió su experiencia, ¿qué es todo lo que ha descubierto?

Yo soy mamá de dos niños hombres. Siempre creí que tendría una niña, y no, no llegó. Aún me hacen la linda pregunta de ¿Por qué no te embarazas de una niña? La verdad, estoy perfecta así. He descubierto miles de maravillas al ser madre de chicos. Me he dado de topes y divertido como loca.

Hace unos meses una amiga me llamó muy consternada porque su hijo siempre amanecía mojado, estaba confundida y desesperada. Me dijo que ya había intentado con todo tipo de pañal, pero igual despertaba así. Sólo una mamá de niño entendería la problemática. Le pregunté que si estaba cuidando el acomodo del pene, y obvio no, lo dejaba hacia arriba y amanecía empapado. ¡Moríamos de risa! Como mujer no imaginas que hay que “acomodar algo”.

Con mi primer hijo tampoco se me ocurrió preguntar sobre asuntos masculinos que son muy “naturales» como las idas al baño; así que yo llevaba a mi hijo al de mujeres cuando tenía ganas de orinar. Cuando terminaba, yo hacía lo normal, limpiarlo. ¡Sí! Así es, lo limpiaba con papel de baño -risas grabadas- hasta que un día, a sus seis años, mi esposo me cachó en mi rutina y me preguntó: ¿Qué estás haciendo? Yo me quedé con más cara de what que él y ante mi sorpresa le contesté: “Pues limpiándolo”. Luego, me aclaró amablemente que los hombres no se limpian después de hacer pipí. ¡Oh dios! ¿Qué?

Para mí ha sido de lo más enriquecedor y excepcional tener hijos varones. Los niños son los más cariñosos del planeta, por cualquier cosa te regalan un abrazo, un tierno beso en el cachete o muchos y de sopetón.

He aprendido a jugar a las guerras y los superhéroes, algunos personajes ni sabía que existían y a otros muy extraños los he borrado definitivamente de su agenda de personajes heroicos.

Las luchitas son cosa de diario, puedes estar acostada descansando un momento cuando de la nada se avientan sobre ti y te aplican la llave quebradora.



Libro 90 respuestas claras para mamás novatas.

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Cuando comen, nunca están satisfechos, siempre hay espacio para más y son los menos delicados en sus modales en la mesa. Si los dejara no usarían los cubiertos.

Los pantalones no duran, tienen una necesidad de revolcarse constantemente en todo, de arrastrase como soldados o de simplemente estar en el piso.

Si les dan ganas de ir al baño y no estás en casa, cualquier lugar es bueno para hacer pipí: el árbol, la orilla de la banqueta, ¡hasta una botella usé una vez que venía en carretera! Pueden también estar en casa y tener al alcance un escusado, pero cuando lo usan nunca le atinan. Parece que es requisito dejar gotas rociadas por todo el lugar, así que mucho menos esperes a que levanten la tapa.

Y no empecemos con la etapa adolescente, nada como entrar al cuarto y experimentar todo tipo de aromas, por decirlo bonito.

El fútbol es uno de los exclusivos temas que sólo ellos entienden. Yo no. Ni se diga empezar la difícil tarea de hablar de sexo en la que la mamá se pone más colorada y nerviosa que ellos.

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Así, infinitas historias de la increíble aventura de ser mamá de un varón. Amo ser mamá de chicos y aprender diario junto con ellos. Amo sus cariños y muestras de afecto. Amo que somos diferentes. Amo que mi mundo cambió y es mejor gracias a ellos. Yo soy mamá de dos niños, de dos niños hombres y lo amo.

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