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A veces somos malas madres

¿Alguna vez has dicho «amo a mis hijas, pero hay veces que quiero que desaparezcan por unas horas y regresen»?

El otro día platicaba con dos amigas y de repente una de ellas dijo, -amo a mis hijas, pero hay veces que quiero que desaparezcan por unas horas y regresen-, nosotras reímos y así salió la siguiente frase de – ¿no alucinan a veces cuando tienen mamitis? – y así, continuaron las frases en donde reíamos. Esto me hizo recapacitar que entre amigas aceptamos que a veces somos malas madres, porque no, no todos los momentos son tan maravillosos como la sociedad y el mundo lo vende.

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Claro está, que todas o por lo menos un gran número de madres, amamos de manera descomunal a nuestros hijos, eso lo tengo claro. Pero no quiere decir que en los momentos en que hacen berrinches o sufrió un accidente de pañal en pleno centro comercial quieras salir corriendo y esconderte. 

¿Cuántas veces has alucinado tener que limpiar un vómito en la madrugada, o has odiado tener que pasar horas en la cocina haciendo papillas, o desesperada porque a veces no quieres bañarlos, darles de comer o aguantar un berrinche?

Parece que vivimos en una sociedad que  nos empuja a poner ciertas máscaras e ir por la vida diciendo que todo está perfecto, aunque por dentro estés fatal porque tuviste un mal día o estés agotada porque llevas días trabajando y haciendo lo mejor que puedes por ellos. 

Me pregunto ¿por qué nos juzgamos tan duramente si todas las madres o la mayoría pasamos por eso? ¿por qué juzgamos a la que decide quedarse en casa a cuidar niños o a la que toma la decisión de salir a trabajar? y además se cataloga como mala madre ausente, o juzgamos a la mamá porque justo ese día que te la encontraste estaba tan cansada que no se le pegó la gana llamarles en público la atención a sus hijos y tú das por hecho que jamás pone límites.



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No se sientan mal por decir que hay momentos que no disfrutan y quisiera meterlos en una canasta para poder tomarse un café caliente, ir al baño sola, o simplemente dormir una hora extra. ¡Se vale! se vale unirnos entre nosotras y ser solidarias  y dejar de criticar a quienes no vivan la maternidad igual que tú. 

Estos dos consejos los deberíamos seguir todas las madres:

  1. Tener una red de apoyo. Contar con amigas, hermanas, mamá, suegra, alguna mujer o mujeres que te ayuden y con las que te puedas sentar a desahogarte de vez en cuando y no te sientas mal por lo que estás diciendo.
    No vamos a dejar de ser mamás por no amar cada uno de los segundos que pasas con tus hijos, pero sí podemos identificarnos, apoyarnos, escucharnos y aconsejarnos entre nosotras. 
  2. Ser más empáticas con otras mamás. Creo que vivir en una sociedad en donde tienes que ser la fuerte, la linda, la de la mejor sonrisa, la de los mejores pantalones planchados, etc, ya es bastante desgastante, como para todavía ir por ahí aguantando y escuchando juicios sin parar. Somos mujeres, somos mamás y con eso basta para ver a la de junto y sonreírle, si lo requiere mostrarle tu respeto y tu ayuda y si no, simplemente seguirte y no juzgar.

Entonces disfrutemos y abracemos nuestros momentos de ser malas madres también.

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