Aunque ambas suceden en el oído, hay una parte que se encarga de la audición (la cóclea) y otra del equilibrio (el vestíbulo en conjunto con los canales semicirculares). En lo que respecta al equilibrio, el oído se encarga de enviarle al sistema nervioso central la información sobre en qué posición está nuestra cabeza, y qué movimientos hace. Esa información la usa nuestro cerebro, junto con la que recibe de los ojos y de las articulaciones, para que podamos mantener el equilibrio.
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Si ambos oídos se dañan a la vez, perdemos capacidad de equilibrio, pero si uno se daña más que el otro, nos genera una sensación que llamamos “vértigo” y que se puede resumir como una “alucinación de movimiento”, es decir, sentimos que las cosas dan vueltas a nuestro alrededor, o que nosotros somos lo que damos vueltas cuando, en realidad, no hay ningún movimiento.
Sin embargo, en niños las causas de vértigo y desequilibrio son diferentes. Hay menos casos de vértigo que son debidos directamente a un daño en el oído interno, y más que son asociados a afecciones asociadas como medicamentos o migraña.
Cuáles son las causas de los trastornos de equilibrio en la infancia
Hay muchas causas que pueden provocar vértigo y desequilibrio. Por ello, la prioridad es tener un diagnóstico correcto. En nuestra institución constantemente vemos pacientes mal diagnosticados (frecuentemente con “enfermedad de Ménière”, cuando, realmente, tienen otro problema). Un mal diagnóstico impide un tratamiento adecuado. La asociación entre vértigo y pérdida de audición es importante en este sentido; hay enfermedades que solo producen vértigo, y otras que además afectan la audición. El precisar ese detalle nos permite afinar el diagnóstico.

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En adultos, hasta el 30% de las consultas pueden ser por vértigo o desequilibrio, sobre todo en mayores de 65 años, mientras que en niños la cifra correspondiente puede ser menor a 1%, aunque hay algunos estudios que la reportan en alrededor del 5%. El problema en niños es que no saben describir lo que están sintiendo, y muchas veces no se diagnostica como vértigo. Además, el diagnóstico sigue siendo principalmente clínico, o sea que no hay un estudio específico que podamos pedir para determinar el origen del padecimiento.
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En general, las causas más frecuentes de vértigo en niños son el vértigo paroxístico de la infancia, la migraña vestibular, el causado por golpes en la cabeza, el secundario a otitis media, y el causado por medicamentos recetados, por ejemplo, para epilepsia. Estas causas son bastante diferentes a las que vemos en adultos, en donde predomina el vértigo postural paroxístico (que es diferente al vértigo paroxístico de la infancia), la enfermedad de Ménière y la neuronitis vestibular. En adolescentes pueden agregarse problemas psiquiátricos como causa de vértigo.
Tratamientos y mecanismos de prevención
El tratamiento va a depender de la causa, y de ahí la importancia del diagnóstico correcto. Algunos tipos de vértigo tienen solución sencilla, cuando la causa es otitis media, el tratamiento se enfoca en eliminar la infección que, a veces, puede ser recurrente o difícil de tratar. En otros casos necesitamos la valoración de neurología o psiquiatría. Pero en casos causados por infecciones virales, los niños tienden a compensar mucho más rápidamente que los adultos y el tiempo de tratamiento se reduce.