Morder sus manos, sus pies o algún objeto, es una descarga psicomotriz que va desapareciendo a medida que un niño va madurando, pero mientras le ayuda a desahogarse y a conocer su cuerpo. Sin embargo, tu hijo también puede estar mordiendo porque tiene alguna molestia bucal. Si es así, lo recomendable es lo siguiente:
- Dale una mordedera. Existen unas muy buenas -diseñadas especialmente para aliviar las molestias de la dentición-, que puedes refrigerar para que al usarla sienta adormecimiento en las encías. Una pan duro también hará esa tarea, y recuerda que entre más duro esté, es mejor
- Da masaje a su encía con tu dedo o con algún anestésico local, los venden en cualquier farmacia
- Pide a tu médico que te recete algún medicamento para el dolor
El tema de las mordidas no termina aquí; probablemente tu hijo haya adoptado la costumbre de morder a otros niños, cuestión que es muy común. Muchos niños de 18 meses –e incluso mayores– recurren a esta conducta porque no saben expresar muy bien sus sentimientos.
Es importante que tomes las medidas necesarias para impedir esta actitud y le llames la atención cada vez que lo haga diciéndole no muy seriamente y mirándolo directo a los ojos para que entienda que no apruebas su conducta.
No le pegues ni tampoco lo muerdas de regreso, pues tu pequeño aún no ha desarrollado la capacidad de entender lo que hizo, y serías incongruente.
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