¿La hora de la comida se ha convertido en una pesadilla para tu familia? Si tu hijo prefiere ver la televisión o te hace berrinches cada que se sienta a la mesa, sigue estos 10 tips que te preparamos para lograr que
aproveche al cien el momento de comer y se coma todo lo que le prepares sin excusas.
- Elimina los malos hábitos. ¿Come a cualquier hora menos cuando debe? Es necesario que existan horarios para realizar todas las comidas, esto con el fin de que su organismo se acostumbre a hacerlo a sus horas y las porciones adecuadas. En este caso, debes de ser firme y mantener la disciplina para que su alimentación se normalice.
- Procura que su dieta sea variada. Como en esta etapa no necesita cantidad, es común que prefiera algo en especial, y aunque nadie niega que ésta es necesaria para su crecimiento, también lo son otros nutrientes, además de que mientras más acostumbrado esté a consumir ciertos alimentos será más difícil que acepte probar otros.
- No lo fuerces a comer. Si está sano ya habrá comido todo lo que necesita; si está enfermo, no lo presiones con la cantidad o dándole algo que nunca ha probado, mejor ofrécele sus alimentos favoritos, pero sin forzar. Es importante que perciba un ambiente tranquilo y afectivo en la mesa. Debes acostumbrarlo a que la hora de la comida sea agradable para todos, no una auténtica pesadilla y una lucha de poder, de esta manera evitarás las resistencias psicológicas.
- Asegúrate de que las porciones sean pequeñas. Con esta medida ganarás en el terreno psicológico: es más probable que se las termine y en caso de que tenga ganas, puede animarse a pedir más.
- Enséñale a que coma despacio. Si devora sin degustar, probablemente lo haga por la ansiedad que le provoca la obligación de terminarse lo que le das u otro problema sin resolver. Motívalo para que lo haga pausadamente, saboreando los alimentos y adoptando una actitud relajada para que este momento no le represente sufrimiento.
- Evita que haga pausas largas, o que se distraiga. Hay que tener en cuenta que en esta edad los niños suelen ser muy activos, por tanto, intenta servir la comida con agilidad y animarlo para que no se tarde demasiado, de lo contrario, pronto comenzará a sentir saciedad. Es preferible retirarle el plato después de un tiempo que dejarlo durante horas frente a éste.
- Pon el ejemplo. Es muy importante que perciba el placer de comer. El rechazo a los alimentos nuevos es algo totalmente normal, pero no hay por qué resignarse a que queden desterrados de su dieta. Se ha comprobado que, si se le ofrece sin forzar, y sobre todo ve que sus padres lo comen, acaba aceptando mucho de lo que hay en su propio plato.
- No seas tan estricta con los modales. Los niños pequeños aprenden a través de los sentidos, les gusta tocar todo, por lo que hay que ser un poco flexibles con su comportamiento. Si dejas que tome parte activa en la mesa, permitiéndole tocar la comida y jugar con la cuchara, conseguirás su interés y apetencia por la misma.
- Por ninguna razón utilices la comida para premiarlo o castigarlo. Muchas veces perdemos de vista el vínculo que hay entre la comida y las emociones, y cómo éste es determinado por la relación con la madre. Si utilizas ciertos alimentos como recompensa probablemente los rechazará para expresar que está enfadado contigo; por otro lado, si lo obligas a que coma lo que no le gusta como reprimenda, lo único que harás es incrementar su aversión.
- No lo acostumbres a los antojos. Aunque hoy en día la mayoría de los dietistas sugieren que es conveniente que coma cuatro o cinco veces al día, esto no significa que literalmente pueda elegir lo que se le antoje, ni que lo haga a cualquier hora. Trata de controlar lo que ingiere, si dejas que lo haga libremente, quizá se la pase picando a lo largo del día y te pida cosas que provoquen que más tarde deje el plato a medias.
