Su cuerpo se está adaptando
Cuando el clima cambia, el cuerpo necesita ajustar su temperatura interna. Ese proceso puede generar cansancio y somnolencia, sobre todo si hay menos horas de luz. La luz solar regula la melatonina, la hormona del sueño. Menos luz significa más melatonina, y eso explica por qué los niños pueden sentirse más dormilones o apáticos durante los días nublados o fríos.
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Además, el cambio de temperatura obliga al cuerpo a gastar más energía para mantenerse estable. Si notas que tu hijo come más o se cansa más rápido, no es casualidad: su organismo está trabajando extra.
El ánimo también cambia
El entorno influye mucho en el estado emocional. De hecho, la American Academy of Pediatrics explica que los cambios estacionales pueden afectar la producción de serotonina, un neurotransmisor clave para el bienestar.
Cuando hay menos sol, los niveles bajan y eso puede provocar irritabilidad o tristeza leve. En los adultos pasa igual, pero los niños lo expresan diferente: lloran más, se frustran rápido o buscan más cercanía.
La alimentación y el sueño se alteran
Con el frío, el cuerpo pide alimentos más calóricos y ricos en carbohidratos. Esto puede alterar los horarios de comida y provocar digestiones más lentas. También puede aumentar la necesidad de descanso.
Si notas que tu hijo duerme más o se despierta con dificultad, no te alarmes. Es parte del ajuste que su cuerpo hace para adaptarse al nuevo ambiente.
Necesitan más contención emocional
Durante estos cambios, es común que los niños busquen más contacto físico o atención. Necesitan sentirse seguros. Un estudio publicado en Frontiers in Psychology señala que la contención emocional de los cuidadores ayuda a reducir la ansiedad que generan los cambios ambientales.
Así que más abrazos, más paciencia y rutinas estables pueden marcar la diferencia.
Cómo acompañarlo
- Mantén horarios fijos para comer y dormir.
- Favorece la exposición a la luz natural durante el día.
- Ofrécele alimentos nutritivos y calientes, sin forzarlo.
- Valida lo que siente y enséñale a ponerle nombre: “estás cansado”, “extrañas el sol”, “necesitas un abrazo”.
El cambio de clima no solo afecta el clóset, también el cuerpo y las emociones. Y entenderlo te ayudará a acompañar mejor a tu hijo cuando se pone más sensible.
Fuentes:
- American Academy of Pediatrics (AAP). How Weather Changes Affect Kids’ Moods.
- Frontiers in Psychology. “Seasonal changes and emotional regulation in children”, 2023.
- National Institute of Mental Health (NIMH). Seasonal changes and serotonin.
