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Es común entrar a un restaurante y encontrar en las mesas a familias enteras conectadas a su dispositivo. Ya sea tablet o celular, incluyendo a bebés o niños muy pequeños a quienes se les distrae, entretiene o calma a través de éstos. No solo es en salidas, en muchos hogares se ha convertido en el “mejor” método para mantener a los hijos “ distraídos y tranquilos”.
No hay nada mejor para el desarrollo como que el niño pueda tener curiosidad por explorar y descubrir el mundo que lo rodea, interactuar con otros niños y con los adultos. Además de jugar con objetos concretos que pueda manipular para poder desarrollar sus habilidades motoras, cognitivas y sociales.
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¿La tecnología afecta el desarrollo de los niños?
- Menores de 18 meses: No se recomienda el uso de pantallas.
- 18 a 24 meses: Si no se puede evitar, usar contenido educativo de alta calidad, pero siempre con la guía y presencia de un adulto.
- 2 a 5 años: Limitar el uso a menos de una hora al día. Supervisar el contenido y debe ser educativo y apropiado para la edad.
- 6 a 9 años: Máximo 1 hora seguida y 2 horas en total al día. Que no interfiera con el sueño ni la actividad física. Establecer límites claros y coherentes.
- 10 a 14 años: Máximo 1 hora seguida y 3 horas en total al día. Supervisar que el contenido sea adecuado. Fomentar el uso responsable.
- 15 a 17 años: Máximo 2 horas seguidas. Poner límites y supervisar el contenido. Promover un uso equilibrado y consciente.
Efectos negativos en el desarrollo físico, emocional, cognitivo y social de los niños y jóvenes:
- Desarrollo físico. Pasar mucho tiempo frente a una pantalla reduce las oportunidades de moverse. Los niños necesitan jugar, correr y explorar para desarrollar su motricidad gruesa y fina. El uso excesivo de dispositivos puede afectar su equilibrio, fuerza muscular y postura. Además, promueve el sedentarismo, lo que aumenta el riesgo de obesidad infantil.
- Desarrollo emocional. Estar conectados por largos periodos puede afectar su comportamiento. Muchos juegos y apps activan el sistema de recompensa del cerebro con premios, niveles y logros. Esto puede generar adicción, disminuir la tolerancia a la frustración y afectar la capacidad de esperar. También limita la interacción con otras personas, lo que impacta sus habilidades sociales. Si acceden a contenido no apropiado para su edad, pueden experimentar ansiedad, estrés o miedo. En preadolescentes y adolescentes, las comparaciones constantes pueden dañar su autoestima y generar presión por encajar o competir.
- Desarrollo cognitivo. Las pantallas bombardean al cerebro con estímulos visuales y auditivos. Eso puede reducir su capacidad de atención sostenida y dificultar la concentración. También puede afectar su memoria y limitar la creatividad, ya que reciben todo resuelto sin dejar espacio para imaginar.
El uso apropiado y supervisado con establecimiento de límites y fomentando el uso responsable de los dispositivos también tiene beneficios para los niños con contenidos y recursos educativos que pueden ayudarlos a pensar en estrategias para resolver problemas a aprender de forma interactiva y a desarrollar habilidades que serán necesarias para su futuro.

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No podemos satanizar el uso de los dispositivos electrónicos, sin embargo es importante hacer conciencia de los efectos positivos y negativos que estos tienen y lograr un equilibrio para que nuestros niños y adolescentes se desarrollen de forma sana y segura.