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El término “calostro” se refiere al líquido predecesor de la leche materna. Dicho líquido es segregado por las glándulas mamarias durante el embarazo y los días posteriores al parto.El calostro está compuesto por inmunoglobulinas, agua, proteínas, grasas, carbohidratos y otros componentes ricos en vitaminas. Por lo general, el fluido es seroso y amarillo, aunque no siempre luce exactamente igual.
El cuerpo femenino comienza a producir calostro cuando tiene de ocho o nueve meses de embarazo. Esto puede variar a causa de los hábitos físicos, alimentación, metabolismo, etcétera.
El calostro desaparece cuando comienza a producirse leche materna, es decir, 48 o 72 horas después del parto.
¿Mi bebé debe beber el calostro?
Existen muchos mitos negativos al rededor de este líquido e incluso, algunas culturas rechazan la idea de amamantar al bebé con el calostro.
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Lo cierto es que los especialistas y la Unicef, recomiendan ampliamente alimentar al recién nacido con calostro por las siguientes razones:
- El calostro se ajusta a las necesidades específicas del recién nacido.
- El calostro es rico en células inmúnologicas, anticuerpos y otras proteínas protectoras. Como alimento, constituye la primera inmunización de los recién nacidos porque ayuda a regular su sistema inmune.
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- Estimula el trabajo intestinal del bebé, de tal modo que el mocerío es eliminado rápidamente de su organismo. El calostro también ayuda a eliminar las sustancias que producen ictericia.
- Es rico en vitamina A, que les ayuda a proteger la visión y los ojos, y a reducir infecciones.
- Ayuda a madurar el intestino de los bebés lo que hace más difícil que los microorganismos y las sustancias alergénicas se desarrollen en el cuerpo de los bebés recién nacidos.
- El escaso volumen del calostro permite al recién nacido organizar progresivamente su tríptico funcional, su succión, deglución y respiración.
En resumidas cuentas, cuando alimentas a tu bebé con calostro es como si le administraras su primera vacuna.
