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El momento en que sabes que algo anda mal: A las 28 semanas, su panza debía medir 28 cm pero en realidad era de 36 cm, el tamaño promedio del vientre de una mujer en semana 39 para dar a luz.
Pruebas que pueden poner en riesgo a un bebé: Se tuvo que someter a una amniocentesis, un examen invasivo que consiste en extraer una pequeña muestra del líquido amniótico que rodea al feto para analizarla. Resulta más peligroso en la semana 29 de gestación.
La bienvenida a un bebé prematuro: Cuando la bebé nació pesó 2 kilos 260 gr y midió 42 centímetros. Esos gramos eran por el líquido amniótico que había absorbido mientras estaba en el vientre. Tenía que someterse a un tratamiento especial para poder expulsarlo todo. No todos los bebés pasan por esto, pero sí deben permanecer en el hospital para estar en observación.
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Ir a casa sin bebé: Mayra tuvo que salir del hospital sin su hija, que se quedaría un mes en recuperación y es una situación difícil de olvidar. Mia tenía 3 días de nacida cuando su madre tuvo que partir a casa sin ella.
Nueva vida: Mayra nunca sintió culpas por lo sucedido, vio la maternidad, su maternidad como algo diferente. El 12 de Septiembre, luego de dos meses, los médicos dijeron que la vida fuera del hospital podía comenzar.
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Agradecemos a Mayra Ramallo por compartir su historia y sus diarios de hospital. En Mamamiaz puedes leer más sobre cómo ha sido su vida años después junto a su hija Mía.