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El hospital maternal Jose Fabella, es el único público de Manila, capital de Filipinas. El sitio es conocido como la «fábrica de bebés», cuenta con 400 camas y dos salas de postparto donde ahora acogen a 600 madres.
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Una mamá expone a su hijo a la luz ultravioleta en un rústico equipo construido con madera.
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El gobierno de Filipinas, estima que 3,7 millones de mujeres no han podido acceder a los servicios de salud reproductiva por causa de la pandemia y que 400.000 los abandonarán definitivamente.
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El centro atiende medio centenar de alumbramientos diarios de media, según sus datos. Muchas de ellas reciben apoyo del servicio médico para alimentarlos.
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Debido a que el espacio es muy reducido, los bebés suelen dormir junto a su madre, mientras se alimentan.
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Una sábana raída cubre las camas, donde no tienen almohadas y algunas tienen mantas traídas de casa.
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No hay cunas ni incubadoras, incluso los prematuros comparten camas con sus madres.
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La doctora Diana Rose Cajipe, explica que «hay capacidad para unos 400 pacientes, entre madres y bebés, pero normalmente hay más de 600 personas en nuestras salas”
