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Marcha LGBT: ¿es correcto que asistan niños y adolescentes?

En distintos países es normal llevar a los niños y adolescentes a una marcha LGBT y para explicar este tema, Juan Pablo Arredondo nos da guía.

niños en marcha LGBT

Crédito: niños en marcha LGBT

Junio es el mes del Orgullo LGBT y en México, como en muchos otros países, se lleva a cabo la marcha LGBT, que tiene como fin visibilizar y dar espacio a la diversidad sexual y de género.

Es decir, se trata de promover la igualdad y la justicia para todas las personas, independientemente de su identidad sexual o de género.

A lo largo de los años que se ha celebrado y a medida que las sociedades van cambiando, se han visto casos en los que niños y adolescentes asisten a estas marchas y las opiniones están divididas.

Para darles un poco de guía respecto a si los niños deben o no asistir a una marcha LBGT, hablamos con  Juan Pablo Arredondo, psicólogo especializado en niños y adolescentes y autor de varios libros, entre los que destacan: «Hablemos de sexo con los niños».

Niños, adolescentes ¿en la marcha LGBT?

De forma puntual, Juan Pablo explica que hay muchos factores a tomar en cuenta porque no es una decisión que deba plantearse de una forma irresponsable. Incluso, lo primero es entender que «depende del sistema familiar y de la forma en la que la familia viva».



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Y es que, llevar a niños a marchas en general va a depender mucho del tipo de crianza de cada familia y eso es lo respetable.

Sin embargo, no hay que perder de vista que en cualquier marcha, los niños y adolescentes están expuestos a observar y claro, cuestionar desde tipos de parejas, tipos de vinculaciones o las formas de mostrar afecto.

Así como pueden estar expuestos a observar excesos, desnudos, agresiones o actos de violencia que no son propios de la infancia.

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Por tanto, cuando se habla de llevar a niños y adolescentes a la marcha LGBT, puede depender de qué tanto se ha hablado el tema de la sexualidad y diversidad sexual en casa.

Y es que, como también explica el psicólogo, «exponer a un niño o adolescente a una marcha, es como poner distintos tipos de clasificaciones de películas, existen películas para cada edad y eso va más allá de la cultura o la sociedad»

Como papás deben considerar si algo es buen ejemplo o muy buen referente para la edad o para el contexto previo que han tenido sus hijos.

«Es como las clasificaciones de las películas, que unas son para niños, adolescentes y adultos y todo es porque tiene que ver con la madurez del cerebro, con la madurez del individuo para recibir ciertos contenidos»

De la misma manera, no hay que perder de vista que el objetivo de la marcha LGBT es muy claro pero cada asistente lo vive, siente, percibe de forma distinta y eso no lo puede controlar nadie. Pero como padres sí pueden filtrar qué es lo que los críos ven, observan y cómo interactúan.

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Es como en un libro, en un episodio que se viva cotidianamente: existe mucha responsabilidad. Porque exponer a un niño o adolescente no es sólo llevarlo por asistir y «cumplir», es porque como padres se harán responsables de explicar y guiar para que los críos procesen, entiendan, más allá de adquirir pensamientos de discriminación.

Psicológicamente hablando, qué implicaciones tiene llevar a un niño o adolescente

¿Qué pasa si un niño ve una clasificación C de una película de terror? Pues evidentemente su mente no está preparada para filtrar de forma madura y consciente. Puede comenzar con pensamientos que no va a entender e incluso con cierta confusión.

¿Qué pasaría si un niño ve una película con demasiado contenido sexual? Pues se puede hacer un despertar sexual prematuro e incluso, algunos casos, confusiones respecto a lo que está bien y lo que está mal, lo que es deseable y lo que no es deseable.

Llevar a un niño o adolescente a una marcha LGBT y no haber tenido un contexto previo claro, oportuno y guiado, puede causar un cierto salto o adelanto a lo que como padres quisieran que los críos vivieran.

Juan Pablo Arredondo explica algo importante a considerar:

«Las personas guardamos imágenes claras en la mente, los niños no pueden filtrarlas de la misma forma que los adultos, no distinguen entre una u otra cosa que pueda ser clasificada como buena o mala por los adultos. También podrían quedarse grabadas imágenes no aptas para su edad»

El psicólogo también puntualizó que «se trata de contenido específico para la edad. Las cosas no son previsibles en una marcha LGBT y cualquier cosa que los niños o adolescentes vean, no va a poder ser controlable». 

La importancia de tomar una decisión informados

Para finalizar, el experto comenta que «el hecho de que los hijos más grandes puedan vivir una experiencia como esta, pero bien explicada, bien manejada, bien trabajada, que a veces no viene solamente del momento o de la marcha, viene con un trabajo previo antes de ir o incluso en meses o años anteriores, de la forma en la que estamos criando a los hijos en estos esquemas de inclusión o por el contrario, porque es respetable la decisión de cada familia»

Existirán familias que en un momento dado preferirían evitar el contacto de sus hijos con este tipo de marchas, por sus propias convicciones, lo más importante es evitar transmitir prejuicios o intolerancia e intentar ser lo más neutrales posibles

Edades para hablar de sexo y sexualidad con los hijos

Hasta hace algunos años, los pediatras recomendaban comenzar la educación sobre salud sexual a los 5 años, en lugar de esperar hasta la pubertad como sucedía antes.  Según Mayo Clinic, la educación sexual es oportuna a los cinco años durante los exámenes de niño sano con lecciones sobre el consentimiento apropiadas para la edad. Incluso, la Dra. Asma J. Chattha recomienda que a los siete años, los hijos tengan acceso a libros para ayudar a guiar las conversaciones familiares sobre los temas relacionados con salud sexual y reproductiva.

Por otra parte, el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos, dio a conocer que  la educación sexual integral debe comenzar en la primera infancia y continuar durante toda la vida. Incluso, se recomienda cubrir no solo el desarrollo reproductivo sino también las relaciones saludables, la identidad de género, la comunicación, el consentimiento y la prevención de la violencia sexual

Y claro, sin dejar de lado los programas efectivos para reducir las conductas sexuales de riesgo, las ITS y el embarazo adolescente.

Por último, un estudio publicado en la web australiana Raising Children confirmó que algunos adolescentes se sienten atraídos sexualmente por personas del sexo opuesto, algunos se sienten atraídos por personas del mismo sexo y algunos son bisexuales. Es importante que los padres y cuidadores no hagan suposiciones sobre la orientación sexual de sus hijos y estén abiertos a discutir una amplia gama de temas relacionados con la sexualidad.

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