No importa qué tanto te hayas preparado para este momento, si no lo haces de forma adecuada, esta experiencia puede volverse un poco
molesta y hasta dolorosa. Para evitarlo, toma en cuenta:
- Alimentación
No importa qué pase, toma un tiempo para alimentarte y consumir las calorías recomendadas para esta etapa (500 extras de las que ingerías antes del embarazo). También es fundamental que bebas agua y tengas a la mano algunos bocadillos saludables, como frutas, verduras y quesos.
- Entrenamiento
Relájate, respira profundo y coloca cerca un vaso de agua, leche o jugo para que puedas hidratarte mientras lo alimentas (tomar líquidos favorece la producción de leche). Cuando llegue el momento:
- Siéntate en un lugar cómodo
- Prueba varias posturas (esto también te ayudará a evitar el dolor de los pezones, pues él succionará de diferentes lados)
- Sostén al bebé de modo que su boca y nariz se orienten al pecho, de lo contrario podrías sentir dolor y él tragará aire
- Alterna el seno con que empiezas a amamantar
- Aliméntalo cada tres o cuatro horas durante el primer mes
- Te darás cuenta de que tiene hambre si mueve la cabeza de un lado para el otro, abre la boca, saca la lengua, chupa sus manos, mueve los labios como si estuviera succionando, se gira hacia algo que le toca las mejillas (reflejo de búsqueda) o se frota contra tu pecho
- Remedios para las grietas en los pezones
Exponerlos al sol puede provocar mayor resequedad. En lugar de eso, aplica compresas con agua caliente, bolsas de té de manzanilla o leche materna después de cada toma; algunas mamás también usan gasas de hidrogel, hechas a base de agua o glicerina, eficaces para humectar y proteger la piel.
- Pezoneras
Se recomiendan para mujeres con pezones agrietados e invertidos y para bebés que no succionan bien, ya que puede ayudarlos a “agarrar” el pecho. Si tienes dudas sobre la cantidad de leche que produces y la que toma tu bebé, observa la punta de la pezonera para verificar que haya leche, revisa si tus pechos están más flácidos y lleva la cuenta de cuantas veces ensucia el pañal.
- La almohada “correcta”
El cojín para lactancia, gracias a su forma en U, se envuelve en tu cintura y reduce la tensión en tu espalda. También se utiliza para mantener al bebé a una altura adecuada mientras come (no debe ser demasiado blando para que ayude a que no se ahogue con el líquido).
- Almohadillas absorbentes y brassiere para lactancia
Ambos son importantísimos, sobre todo al alimentarlo en público. Al comprar el brassiere (se recomienda en la semana 36 del embarazo) verifica que: la solapa se desprenda y abroche con facilidad, no aplaste el pecho para evitar que obstruya los conductos lácteos y sea de algodón para que tu piel se mantenga fresca y seca.
- Un extractor poderoso
Es súper útil si regresas a trabajar o deseas que alguien más lo alimente. Existen de dos tipos: los eléctricos o de pilas y los manuales; cuando lo elijas fíjate que tenga: succión ajustable, capacidad de recolección y rapidez (que succione 48 veces por minuto, ambos pechos a la vez, puede ahorrarte al menos 15 minutos, en comparación con uno convencional) y que sea fácil de usar, limpiar y armar (recuerda que es un artículo de uso personal).
- Una manta
Para muchas mujeres se convierte en una acción –casi automática– amamantar en público; pensamos que todas somos iguales y que a nadie le molesta. La realidad es que para muchos puede ser una situación incómoda y es mejor tener una cobija ligera que te ayude a mantener todo bajo control.
- Condones
Seguramente has escuchado hablar del Método de Amenorrea de la Lactancia (MELA), el cual es 98% eficaz durante los primeros seis meses si se está amamantando de forma exclusiva y aún no hay menstruación; pero nunca está de más que tomes tus precauciones con métodos de barrera como los condones que no contienen hormonas y se retiran de inmediato.
- Confianza
Establece horarios, aprende técnicas para lograr que tu hijo quede satisfechos y duerma toda la noche. Detecta qué cosas puedes hacer para que ambos se acoplen más rápido y aplícalas. Debes sentirte segura de que: no hay mejor alimento que tu leche, tu producción es la adecuada y tu bebé toma la cantidad que necesita aunque no puedas medirlo.