Esta condición biológica no es una desventaja pues además de distinguirlo de otros mamíferos, le permite adquirir conocimientos antes de que su cerebro termine de formarse y eso hace que el aprendizaje sea ilimitado. Sin embargo, la prematuridad viene acompañada de una condición vulnerable que crea en el recién nacido la necesidad de protección, contacto físico y amor, indispensables para su integridad física y emocional.
No le basta con ver a su mamá: necesita olerla, sentirla, ser parte de su movimiento y saberse seguro en sus brazos porque aún es muy sensorial. Para ofrecerle ese entorno ideal, similar al que conoció en la vida intrauterina, el rebozo es un elemento perfecto. Conoce sus ventajas y cómo lograr los mejores amarres según su edad.
Beneficios
Al utilizarlo contribuyes a su crecimiento óptimo, ya que le brindas calor, proximidad y apego, estimulas sus sentidos y favoreces el desarrollo de su cerebro. Además:
- Le permite dormir mejor porque ayuda a que alcance el ciclo REM con prontitud
- Gana peso fácilmente y disminuye las complicaciones durante la lactancia
- Favorece su sistema digestivo, debido a que la posición frontal vientre contra vientre facilita el movimiento peristáltico y la expulsión de gases y eructos cuando padece cólicos
- Lo tranquiliza escuchar tu corazón mientras realizas tus actividades
¿Qué tipo de rebozo se recomienda para cargar a un bebé?
El rebozo más adecuado debe medir aproximadamente 4.5 metros de largo para poder cargarlo en diferentes formas y posiciones, ajustándolo al tamaño exacto del bebé y evitando así que quede flojo.
Libro 90 respuestas claras para mamás novatas.
La posición ideal
Durante el embarazo, los bebés tienen la columna en forma de “C” y al nacer empiezan con el estiramiento desde la cabeza, pasando por el pecho y la parte de la región lumbar hasta llegar a la cadera. Cuando lo amarres a ti realiza la postura de rana para estabilizar su cadera de manera natural: consiste en poner su cadera y rodillas dobladas a más de 90°, las piernas abiertas en un ángulo de 120° y la espalda redondeada (posición fetal) bien apoyada.
Amarres comunes
Básico
Edad recomendada: recién nacidos
- Toma la tela por la mitad y colócala sobre tu vientre
- Lleva ambas puntas hacia atrás formando una cruz sobre tu espalda y elevando los extremos sobre tus hombros. Verifica que ninguna parte se enrede o tuerza
- Introduce los extremos dentro de la faja que quedó sobre tu abdomen y crúzalos
- Lleva el resto de la tela hacia atrás y haz un doble nudo para asegurarlo
- Coloca al bebé sobre tu pecho y deslízalo dentro de la cruz del frente
- Acomódalo y abre las tiras formando un asiento que brinde soporte a su espalda y cabeza
- Por último, pon el extremo del estómago sobre la cruz que lo cubre para dar más fuerza
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Amarre de cadera
Edad: desde la semana doce
- Coloca tu rebozo sobre tu hombro y crúzalo hasta el hueso de la cadera
- Anuda tu rebozo a la cadera
- Gíralo de modo que el nudo quede atrás a la altura del homóplato
- Mete al bebé, ya sea por arriba o por debajo de la tela, como te sientas más cómod
- Cruza el rebozo sobre tu hombro hacia fuera, hasta que cubra la parte superior de tu brazo para ajustarl
- Ahora tu bebé está sentado firme y cómodamente con sus piernas en el ángulo correcto (posición de rana
- Cuando realices actividades consideradas de riesgo para tu bebé, como por ejemplo cocinar, siempre debes acomodar a tu bebé detrás de tu brazo y así lo protegerás de la zona de peligro.
El nudo puede ser marino o de arrecife. Acomoda a tu bebé en tu cadera y cúbrelo desde su espalda hasta la parte de atrás de sus rodillas.
Tip: Con bebés pequeños se recomienda subir el borde superior hasta su cabeza para que quede cubierto totalmente. Con la tela sobrante puedes cruzarla nuevamente y anudarla por debajo del bebé.
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Amarre de espalda
Edad: desde el cuarto o quinto mes
- Divide tu rebozo por la mitad y extiéndelo sobre un sillón
- Sienta a tu bebé sobre tu rebozo de tal forma que el borde superior de la tela alcance sus hombros y el inferior alcance la parte trasera de sus rodillas
- Ahora siéntate al filo del sillón y ten cuidado de no sentarte sobre tu rebozo, deja caer los extremos del rebozo sobre tus hombros
- Sostén ambos extremos de tu reboso con una mano y con la otra jala a tu bebé con firmeza hacia tu espalda, cuidando de que el rebozo llegue a la parte posterior de sus rodillas
- Pasa por las axilas los extremos de tu rebozo y llévalos hacia atrás. Una mano sigue sosteniendo a tu bebé
- Ahora levántate lentamente. Cruza los extremos por debajo de las piernas de tu bebé
- Guía los extremos por debajo de sus piernas, nuevamente hacia el frente para amarrarlos. Listo.
Tip: Si se te hace más cómodo, puedes cruzar los extremos de tu rebozo al frente de tu pecho antes de llevarlos hacia atrás.