Hoy veremos otro ejemplo que genera muchos problemas en casa. A todas nos gusta ver a las niñas de pelo largo ¡bien peinadas! De hecho, a ellas les fascina tenerlo larguísimo. Conozco a una pequeña de tres años que habla de sus chinos con gran cariño y se rehúsa a que sean cortados. Pero el precio a pagar cada mañana puede ser muy alto. ¿Cuántas de ustedes deben pasar por el proceso de desenredarlo por la mañana, con el tiempo encima y el clásico grito de su hija: “¡Me estás jalandooo!”? Tú recurres a la amenaza que, además, no estás dispuesta a cumplir: “¡Si vuelves a gritar ¡te lo voy a cortar a rape!” ¿Conocido?
Veamos ahora algunas ideas que podrían servir para restablecer la paz:
- El hecho es que a ti te preocupa que se vaya sin peinar, por aquello de qué van a pensar y como quieres evitarle el sufrimiento, te aguantas los gritos, ruegas, regateas, amenazas y peleas hasta conseguir un peinado impecable. ¡Qué desgaste!
- ¿Te has preguntado qué pasaría si, por una vez, permites que ande en la escuela sin peinar? A fin de cuentas la consecuencia natural de no peinarte es irte desaliñada y sentirte incómoda por ello, ¿no es cierto? ¿Por qué no permitirle que experimente esa sensación?
- ¿Te suena cruel? Creo que es lo es mucho más pasar por la agotadora pelea de cada mañana dañando la relación con tu hija. Y ojo: no se trata de hacer de esto una nueva oportunidad de amenaza: “Te vas así y las demás niñas se van a burlar de ti”.
- Transmítele tu preocupación de que se la va a pasar mal pero comenta que no quieres seguir peleando. Por ejemplo:
-Sé que no te gusta que te jale y a mí tampoco pero tienes el pelo muy enredado
-¿Sabes? Hoy vas a tener que irte así porque ya se te está haciendo tarde
Para ver otra opción, les voy a presentar el concepto del “boleto”, una estrategia que he aplicado con diversas familias en mi consultorio:
Los niños, aún desde muy pequeños, entienden el concepto de que para entrar a una función de cine necesitas un pase de acceso. Entonces puedes hacer un juego que le ayude a comprender que, para obtener cierto beneficio, necesita ganárselo. Y no me refiero al uso popular que hemos dado al término “ya sacaste boleto”. No. Debemos tener claro que es algo positivo que permite obtener al niño algo deseado a cambio de su colaboración en alguna actividad con la que debe cumplir, pero que le resulta molesta o desagradable.
El ejemplo más sencillo:
- ¿Cuál es el boleto para poder ver la tele? Haber terminado la tarea
- Aplícalo a la hora del peinado: ¿cuál es el boleto para que mamá te peine? Permanecer sentada
- El objetivo es conseguir que colabore sin tener que recurrir a alguna de las opciones negativas de disciplina que suelen dañar las relaciones entre padres e hijos
Si debo elegir entre “si no te bañas, te quedas sin cenar” o “el boleto para cenar es estar bañado”, me parece una mejor opción la segunda. ¿Y a ti?
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