A lo largo del año, más allá de propósitos o metas imposibles, hay recordatorios que vale la pena tener cerca. No para exigirnos más, sino para volver a lo esencial cuando el cansancio, la prisa o la culpa se hacen presentes.
Pensar en 12 uvas para la crianza es pensar en doce ideas sencillas que pueden acompañarnos todos los días, en cualquier etapa.
Deseos de maternidad por cada uva de Año Nuevo
- Estar presentes de verdad: No siempre podemos estar todo el tiempo, pero cuando estemos, que sea con atención, mirada y escucha, la presencia emocional pesa más que la cantidad de horas.
- Escuchar lo que no dicen con palabras: Muchas conductas son mensajes, detrás de un berrinche, un “no quiero” o un silencio prolongado suele haber una emoción que necesita ser entendida.
- Validar antes de corregir: Reconocer lo que sienten no significa permitir todo, significa ayudarles a poner nombre a sus emociones para poder regularlas.
- Poner límites con calma: Los límites no son castigos ni falta de amor, son una forma de cuidado que da estructura y seguridad cuando se sostienen con firmeza y respeto.
- Tener paciencia con los procesos: Cada niño tiene su ritmo, comparar genera presión innecesaria y nos aleja de ver lo que sí está logrando.
- Ser coherentes: Nuestros hijos aprenden más de lo que observan que de lo que escuchan, el ejemplo sigue siendo la herramienta más poderosa.
- Aceptar que nos vamos a equivocar: Criar no es hacerlo perfecto, habrá días en los que reaccionemos desde el cansancio o la frustración, y eso también forma parte del proceso.
- Reparar cuando nos equivocamos: Pedir perdón, explicar y volver a conectar enseña que los vínculos se cuidan y se pueden sanar.
- Dar espacio al juego y al disfrute: No todo es corregir o enseñar, el juego fortalece el vínculo, regula emociones y construye recuerdos de seguridad.
- Cuidarnos a nosotros mismos: Un adulto agotado tiene menos recursos emocionales, cuidarnos no es egoísmo, es parte de la crianza.
- Confiar más: Confiar en nuestros hijos, en su capacidad de aprender y adaptarse, y también confiar en nuestra intuición como madres y padres.
- Recordar que esto no es una lista que se cumple: Criar es volver a intentarlo cada día, aun después de equivocarnos.
Estas 12 uvas para la crianza no se comen en una noche ni se cumplen de forma perfecta, se trabajan a lo largo del año, en lo cotidiano, en los días buenos y en los días difíciles; criar no se trata de hacerlo impecable, sino de hacerlo con conciencia, con presencia y con amor. Y eso, aunque no siempre sea fácil, siempre vale la pena.
