Enseñar a los niños a agradecer y pedir amablemente no solo mejora su comportamiento, sino que también fortalece su empatía, felicidad y sus relaciones sociales.
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Importancia de enseñar a pedir y agradecer
Los niños de tan solo 5 años ya empiezan a reconocer y valorar cuando alguien muestra gratitud, prefieren jugar con niños que agradecen y lo ven como alguien amable y confiables. Además, cuando los padres conversan sobre la gratitud con sus hijos los niños aprenden más rápido a expresar agradecimiento de una manera más sincera.
Sentir gratitud también aumenta la empatía y reduce los berrinches, porque enseña a los niños a mirar más allá de sí mismos.
No se trata de corregir con frases como «di gracias» o «te falta el por favor». La idea es enseñar con ejemplo y juego pero no con presión.
Frases para que los niños pidan con respeto y agradezcan
Cuando piden algo sin decir «por favor»
En lugar de decir: «Te falta el por favor», prueba algo como «¿Cómo podemos pedirlo para que suene más bonito?» o » mí me gusta cuando me pides las cosas con voz amable».
Esto le da oportunidad de pensar y corregir sin sentirse regañado.
Cuando se olvidan de decir «gracias»
Puedes usar frases como: «Pide con cariño, igual que cuando tú quieres que te hablen bonito» o «las palabras amables ayudan a que las cosas se hagan más bonito, ¿quieres probar?» .
Cuando logran hacerlo bien
No te limites a decir solo «muy bien», agrega algo que refuerce la emoción: «Que lindo sonó tu gracias, seguro hiciste sentir bien a la abuela» o «me encantó cómo pediste las cosas se nota que estás creciendo mucho».
Los niños aprenden mejor cuando se les refuerza con emoción positiva, no con premios materiales.
La gratitud se enseña con ejemplo
Los niños no aprenden a decir «gracias» por repetirlo, sino por observación. Si te ven agradecer, pedir con respeto o reconocer los gestos de los demás, ellos mismos aprenderán a hacerlo.
Así que si quieres que tu hijo agradezca más y de manera sincera, empieza tú primero. Dile «gracias» a todos, al vecino o incluso a tu propio hijo, es una lección de las más poderosas y más valiosas.
