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No conviertas los dulces en un «premio prohibido»
Cuando los dulces se tratan como algo «prohibido» o solo para ocasiones especiales, los niños suelen desearlos aún más.
Permitir que los dulces estén presentes de forma ocasional, sin drama, ayuda a que los vean como una algo normal de la comida, no como algo que hay que esconder o sentir culpa para poder disfrutar de ellos.
Enséñale a escuchar su cuerpo
Ayuda a tu hijo a reconocer cuándo tiene hambre y cuándo está satisfecho.
Puedes decir cosas como: «Come despacio y deja de comer cuando sientas que ya no tienes hambre». Esto fortalece su autorregulación, una habilidad para comer con equilibrio y evitar comer solo por impulso.
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Evita usar la culpa o el miedo
Frases como «los dulces te hacen engordar» o «eso no deberías comerlo» solo genera culpa y ansiedad. La culpa no enseña moderación, sino miedo
Lo mejor es hablar de equilibrio con frases como: «Podemos disfrutar los dulces a veces, pero también es importante comer cosas que nos dan más energía y no ayuden a sentirnos mejor»
Practiquen la alimentación más consciente
Invita a tu hijo a saborear lo que come, a disfrutar el momento y a prestar atención a cómo se siente. Comer sin distracciones, masticar despacio y disfrutar de cada bocado ayuda a regular la cantidad de dulces que come y a disfrutar más lo que elige para comer.
Da el ejemplo
Los niños siempre aprenden observando. Si te ven disfrutar de un postre sin culpa y con equilibrio, aprenderá a hacerlo igual.
Evita comentarios como «no debería de comer esto» o «me siento mal por comer algo dulce». Es mejor mostrar una relación tranquilo y positiva con la comida.
