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El instinto de resguardar tu privacidad no desaparece después del parto. Durante las primeras semanas, tu cuerpo sigue en modo de protección. Necesitas tiempo para vincularte con tu bebé, establecer la lactancia y recuperar energía. Exponerte a visitas constantes o ambientes caóticos puede generar ansiedad y afectar tu salud física y mental..
Cómo respetar tu instinto
- Elige tu espacio: Mantén un lugar cómodo y seguro donde puedas estar con tu bebé sin interrupciones.
- Limita visitas: Comunica de forma clara tus horarios y tus límites para recibir visitas.
- Crea rituales de calma: Música suave, luz tenue y contacto físico con tu bebé ayudan a tu recuperación y a tu sensación de privacidad.
- Apoyo consciente: Acepta ayuda de quienes respeten tu espacio y tu ritmo, evitando presiones innecesarias.
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Este comportamiento instintivo no es signo de rechazo hacia los demás. Al contrario, tu necesidad de privacidad favorece la conexión con tu bebé y fortalece tu confianza como madre. Los antropólogos señalan que en muchas culturas se fomenta el aislamiento temporal tras el parto como un periodo natural de recuperación y vínculo.
Además, la privacidad facilita que tu cuerpo produzca oxitocina de manera óptima. Esta hormona no solo ayuda en la contracción uterina y la expulsión de la placenta, sino que también promueve el apego y reduce la ansiedad. Por eso, respetar este instinto tiene un impacto directo en tu salud y la de tu bebé.


Recuerda, no hay un “tiempo estándar” para querer estar sola. Algunas madres buscan privacidad solo unas horas, mientras que otras la necesitan varios días. Escuchar tu cuerpo y tus emociones es la mejor guía.