Los niños no necesitan papás perfectos, necesitan adultos responsables que les transmitan seguridad, cariño y estabilidad, aun en medio de un cambio.
¿CÓMO NO ARRUINAR A TUS HIJOS EN UN DIVORCIO?
1. Asegúrate de que se sientan amados
El mensaje más importante es: “Tú no tienes la culpa, y aunque papá y mamá no estén juntos, siempre te vamos a querer”.
Ejemplo: cuando se lo comuniques, dilo con frases claras y repetitivas como:
“Esto es una decisión entre adultos. Tú sigues siendo nuestro hijo y lo más importante para nosotros”.
2. Mantén rutinas
Los niños necesitan estructura. Que sigan yendo a la escuela, a sus clases o a casa de los abuelos en los mismos horarios da sensación de continuidad.
Ejemplo: si antes los viernes eran “pizza y película”, intenta que esa tradición no se pierda aunque cambie de casa.


3. Valida sus emociones
Permite que expresen tristeza, enojo o miedo. No intentes minimizarlo.
Ejemplo: si tu hijo dice “me siento raro porque ahora voy a tener dos casas”, responde:
“Es normal que te sientas raro, es un cambio grande, y estoy aquí para acompañarte”.
4. Coordínate con tu ex pareja
No tienen que ser mejores amigos, pero sí aliados en la crianza. La coherencia evita que los niños se confundan.
Ejemplo: si un padre dice “no hay pantallas entre semana”, que el otro no contradiga con “conmigo sí puedes”.
Lo que nunca debes hacer
1. No uses a tus hijos como mensajeros
“Dile a tu mamá que me pague” o “dile a tu papá que venga por ti más temprano” los convierte en intermediarios de un conflicto que no les corresponde.
2. No hables mal del otro padre
Cuando insultas al otro, tus hijos sienten que insultas a la mitad de ellos mismos.
Ejemplo: decir “tu papá es un irresponsable” o “tu mamá está loca” hiere más de lo que imaginas. Cambia el discurso por:
“Tu papá y yo tenemos diferencias, pero sigue siendo tu papá”.
3. No compres su amor
Darles regalos para “ganarles” sólo los confunde y puede generar chantaje emocional a futuro. El tiempo y la presencia son más valiosos que cualquier celular nuevo.
4. No los hagas tus confidentes
Tus hijos no son tus psicólogos. Hablarles de las deudas, infidelidades o pleitos íntimos los carga con responsabilidades de adulto.
Consejos prácticos para el día a día:
- Planifica las transiciones: cuando pasen de una casa a otra, evita dramatizar la despedida (“te voy a extrañar muchísimo, no sé qué voy a hacer sin ti”). Mejor dilo con naturalidad: “Nos vemos el martes, diviértete mucho con tu papá”.
- Define espacios propios: aunque tengan dos casas, procura que tengan su propio cajón, juguetes o ropa en cada lugar. Así sienten que pertenecen, no que “están de visita”.
- Busca ayuda profesional si es necesario: un psicólogo infantil puede darles un espacio seguro para expresar lo que a veces no logran poner en palabras.
El divorcio no es lo que arruina a los hijos, lo que los lastima es el conflicto mal manejado.
Tus hijos no necesitan una familia perfecta, necesitan papás que sigan siendo papás, aun separados.
Si logras mantener el respeto, la coherencia y la certeza de amor, les estarás enseñando una lección valiosísima: que las relaciones pueden cambiar de forma, pero el cariño verdadero permanece.