Sí existen “palabras mágicas” para un niño enojado. No porque sean hechizos, sino porque conectan con sus emociones, bajan la intensidad y abren la puerta al diálogo.
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Palabras para acompañar las emociones de tu hijo
Aunque te den ganas de gritar más fuerte que él, sabes que eso solo empeorará el momento. En lugar de apagar el enojo, lo aviva. Entonces, prueba algo distinto: habla bajito, con intención, usando frases que validen lo que siente.
1. “Veo que estás muy enojado. Estoy aquí contigo.”
Esta frase es poderosa porque no lo juzga ni lo interrumpe. Solo estás nombrando lo que ves y ofreciendo tu presencia. Eso da contención, que es justo lo que necesita para sentirse seguro.
2. “No tienes que hablar ahora. Puedo esperar.”
Darle tiempo y espacio sin desaparecer le muestra que respetas su ritmo.

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3. “Tu enojo no me asusta. Vamos a entenderlo juntos.” o «respeto tu enojo».
Esta frase le recuerda que no lo rechazas por lo que siente. También le da una alternativa: entender lo que le pasa en lugar de pelear contra ello.
4. “Estoy escuchando.”
No necesitas tener una gran respuesta. Solo mostrarle que estás disponible. Que su enojo no lo aísla ni lo convierte en “el malo”.
5. “¿Quieres un abrazo o prefieres estar solo un ratito?”
Dale opciones sin forzarlo. A veces quiere contacto físico; otras, necesita espacio. Pero saber que puede elegir, le devuelve control sin sentirse abandonado.
6. “No pasa nada si estás enojado. Todos nos enojamos.”
Validar sus emociones es clave. Los niños no necesitan que les quites el enojo; necesitan saber que no está mal sentirlo.