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«No soporto a mi hijo»… Spoiler: Cambios hormonales en la adolescencia

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Te voltean los ojos, te contestan mal (si es que te responden) y encima no se soportan ni ellos mismos.

cambios hormonales en la adolescencia
Si tu hijo o hija adolescente está de lo más amargado, come como si no hubiera un mañana y tiene más barritos o granos que paciencia, no estás sola. Los cambios hormonales en la adolescencia están haciendo de las suyas. No es personal, es biología.

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¿Qué pasa en el cuerpo de tu adolescente?

Durante la infancia, las hormonas están bastante tranquilas. Pero cuando llega la adolescencia, la glándula hipófisis (en el cerebro) activa un cóctel de hormonas que pone todo en marcha: pubertad, cambios físicos, emocionales y un montón de preguntas existenciales.

En las niñas aumentan los estrógenos. En los niños, la testosterona. Pero no son las únicas: también cambian los niveles de la hormona del crecimiento, la melatonina (que afecta el sueño), y el cortisol (estrés). ¿El resultado? Un cuerpo que cambia por fuera y por dentro… y un adolescente que ni él mismo se reconoce.

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Cambios físicos (sí, eso también es normal)

Tu hija empieza a tener curvas, le crecen los senos y llega la menstruación. Tu hijo crece de golpe, le cambia la voz y empieza a salirle vello por todos lados.



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Ambos pueden tener acné, olor de cuerpo más fuerte y sentirse incómodos en su propia piel. Tal vez no te lo digan, pero lo notan. Y les pesa.

En esta etapa, muchos adolescentes se vuelven más sensibles con su apariencia. Tu rol como mamá es clave para ayudarlos a aceptarse sin burlas ni comentarios tipo «es normal, a todos les pasa». Mejor valida lo que sienten y acompaña.

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Del humor… ni hablemos (mejor sí)

De un momento a otro están felices, y cinco minutos después te gritan por preguntar si ya hicieron la tarea. Las hormonas afectan áreas del cerebro relacionadas con el control de impulsos, el estado de ánimo y la toma de decisiones. Por eso, pueden parecer impulsivos, emocionales o totalmente desconectados de la realidad.

Además, su reloj biológico cambia. Les da sueño más tarde y les cuesta madrugar. No es pereza: es un cambio real en su melatonina.

Ayúdalos sin perder la paciencia

  1. Hazles saber que estás ahí, sin forzar conversaciones. A veces solo quieren que los escuches sin sermón.
  2. Crea hábitos saludables: buen sueño, comida sana (aunque sigan pidiendo papas) y algo de ejercicio diario.
  3. No te tomes todo personal. De verdad, a veces solo están cansados, confundidos o pasando por cambios que no saben cómo explicar.
  4. No minimices lo que sienten, aunque te parezca una tontería. Para ellos, todo se siente más intenso. Recuerda que tú pasaste por ahí.
  5. Busca apoyo si hace falta: si notas tristeza constante, aislamiento, ansiedad o conductas extremas, un psicólogo o endocrinólogo puede ser un gran aliado.

No es fácil criar a un adolescente. Hay días buenos y otros donde te dan ganas de llorar en silencio en el coche. Pero recuerda: no estás criando un adulto, estás acompañando a un adolescente a convertirse en uno.

Los cambios hormonales en la adolescencia son intensos, pero también son una oportunidad para fortalecer la relación. Aunque ahora te respondan con monosílabos, tu presencia sigue siendo su base segura.

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