¿Qué dice la ley?
La «Ley del Latido del Corazón» de Georgia, vigente desde 2019, prohíbe la interrupción del embarazo una vez que se detecta actividad cardíaca fetal, generalmente alrededor de las seis semanas. Además, otorga personalidad legal al feto, lo que ha llevado a interpretaciones legales que priorizan la vida fetal incluso en casos de muerte cerebral materna.
Sin embargo, el fiscal general de Georgia ha declarado que la ley no obliga explícitamente a mantener a una mujer con muerte cerebral en soporte vital, señalando que retirar dicho soporte no se considera una acción con el propósito de terminar un embarazo.
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Consecuencias para la familia
La madre de Adriana Smith, April Newkirk, ha expresado su angustia al describir la situación como una «tortura». La familia ve a Adriana en un estado sin vida mientras se les niega la posibilidad de tomar decisiones médicas. Además, han iniciado una campaña de recaudación de fondos para cubrir los costos médicos y cuidar del hijo de 7 años de Adriana .
Perspectiva de salud y derechos civiles
Organizaciones como Reproductive Freedom For All y Black Women’s Health Imperative han denunciado que este caso ejemplifica cómo las leyes restrictivas sobre el aborto pueden despojar a las familias de su autonomía médica y afectar desproporcionadamente a mujeres negras, quienes ya enfrentan tasas más altas de mortalidad materna en EE. UU. Se cuestiona si el feto podrá sobrevivir sin discapacidades, dado el prolongado soporte vital de la madre .

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Este caso pone sobre la mesa las complejidades legales y éticas que salen cuando las leyes antiaborto se enfrentan a situaciones médicas extremas.