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¿Menopausia y adolescencia bajo el mismo techo?

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Si ya la menopausia parecía mucho por vivir, ahora imagínatela cuando hay un adolescente. La menopausia y adolescencia es todo un reto, te damos tips para sobrellevarla.

adolescencia y menopausia
Aunque muchas parejas deciden tener hijos jóvenes. Otras han tomado la decisión de terminar maestrías, escalar en los trabajos o simplemente esperar y tuvieron hijos después de los 30 años. Lo que lleva a que dos etapas distintas de la vida de la madre y los hijos se empalmen. Estamos hablando de la menopausia y adolescencia.

Y es que un día volteas a ver a tu pequeño angelito cara a cara sin tener que agacharte y ponerte a su nivel para platicar algo serio, o incluso, te tienes que subir a un banquito para hacerlo, pues ya está de tu altura, o aún más alto. Verlos así de grandes puede confundirnos y hacernos pensar que su comportamiento y su conducta deberían ser directamente proporcionales a su tamaño, sin embargo, esto no es así, ya que el cerebro de los adolescentes aún está en desarrollo y todavía no está maduro.

¿Y qué está pasando en el cerebro de los adolescentes y el de las madres en menopausia?

Resulta que en la adolescencia  la corteza prefrontal que se encarga, entre otras cosas, de analizar las situaciones y evaluar alternativas para la toma de decisiones, la capacidad de planear y organizarse para alcanzar metas, el control de impulsos, la flexibilidad del pensamiento, etc. Madura alrededor de los 24 años y el sistema límbico que se encarga del control de las emociones y el comportamiento, así como de la memoria y la motivación, está hiperreactivo.

Es así como de pronto tenemos un hijo al que le cuesta autorregularse, por lo que si se enoja, explota. Si se pone triste es un drama. Si está feliz, está eufórico. Es decir, son seres sumamente emocionales y, además, con su poca maduración para inhibir comportamientos y su necesidad de pertenencia, es fácil que tomen decisiones no muy asertivas, y aquí es cuando las mamás podemos sentir  que nos cambiaron a nuestro hijo.

Por otro lado, en el cerebro de las mamás en menopausia, debido a una baja en los niveles de estrógeno (hormona que también es necesaria para mantener saludable al cerebro de la mujer), el hipotálamo deja de activarse como antes, y es el que se encarga de controlar la temperatura, el apetito y el sueño, y aparecen los bochornos, junto con la falta de activación del tallo cerebral aparece el insomnio, se olvidan cosas por la falta de activación del hipocampo en el sistema límbico y aparece la ansiedad y/o depresión por la falta de activación de la amígdala que se encarga de procesar las emociones.

Aquí es cuando los adolescentes pueden sentir que les cambiaron a esa mamá paciente, que les dedicaba tiempo de calidad de buen humor, que tenía energía para llevarlos del tingo al tango, les organizaba planes…

Los más importante es saber que tener menopausia no es una disculpa para tirarse en la cama y dejar que el tiempo siga pasando. Es fundamental atenderse para poder seguir dando lo mejor a los hijos además de aminorar o eliminar los síntomas y retrasar el envejecimiento.



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Entender que aunque tu paciencia no sea la de antes tú o tus  adolescentes te  necesitan  cerca y requieren tu comprensión, guía y mucho amor.

5 tips para manejar la combinación menopausia y adolescencia

  1. Baja tus niveles de estrés realizando constantemente ejercicios de respiración, medita al menos 20 minutos diarios para cuidar a tu cerebro y busca la relajación progresiva de Jacobson para hacerla al menos 1 vez por semana.
  2. Si estás a punto de perder la paciencia, reconoce en qué parte del cuerpo sientes la emoción y después haz ARPA = Alto, respira, piensa y actúa. Aprovecha una vez que estés tranquila para platicar con el/ella de la emoción que sentiste  y nómbrala.
  3. Dedica tiempo especial a tu adolescente realizando una actividad que disfruten juntos al menos 1 vez por semana (ir por un helado o café, ver juntos un capítulo de una serie…)
  4. Háblale a tu adolescente desde el yo y no desde el tú. No es lo mismo decirle: “Me pones de malas o me sacas de mis casillas” en donde lo estás haciendo responsable de lo que tú sientes; que decirle: “cuando haces …. me pongo de malas o me salgo de mis casillas”, en donde tú te haces responsable de lo que a ti te pasa.
  5. Ponle completa  atención cuando te platiqué y no lo juzgues o regañes aún cuando te preocupe o inquiete lo que te está diciendo pues es sumamente valioso que no dejes de ser tú su persona de confianza.

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