La placenta y el cordón umbilical se han considerado como algo sagrado y de conexión entre la tierra y la vida.
La placenta es un órgano temporal, vascular, de síntesis, fundamental para la realización de la vida y que pertenece o sirve a dos personas: madre y bebé. Sin placenta no hay gestación posible.
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El bebé está realmente conectado a través del cordón umbilical a la placenta y ésta, a su vez, adherida al útero de mamá.
Michelle Renaud comerá la placenta
Durante una reciente entrevista para un medio nacional, Michelle Renaud, quien está embarazada por segunda ocasión, contó que los primeros meses de su embarazo fueron algo pesados, pero ahora está más contenta.
Incluso, compartió que prefiere un parto común, algo normal pero no optaría por un parto en agua.
Al final de la entrevista, dijo que ella volvería a practicar la placentofagia, que es el acto de comerse la placenta.
“Yo lo hice con Marcelo y me fue muy bien, supongo que con Milo haré lo mismo”
Placentofagia, un ritual para las mamás
Si bien la placenta se ha considerado sagrada porque contiene muchos nutrientes, los expertos citados en el Pub Med dan detalles de que se asocia la placenta con la salud, bienestar, juventud y hasta belleza.
Además, muchas mamás deciden encapsularla, esto con para reducir la depresión posparto, aumentar la energía después del parto e incluso aumentar la producción de leche.
No olvidemos que, durante años, la placenta también se consideró como el mayor símbolo de conexión entre mamá y bebé, por eso muchas culturas hacen un ritual para enterrarla y cerca a ella plantar un árbol.
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Cabe señalar que la placenta tiene una vida de 9 meses, sin embargo, algunas no logran llegar a ese tiempo y envejecen (y se secan) antes de que termine el embarazo.
La placentofagia es simplemente comer la placenta después del parto. Esta práctica se ha observado en varias culturas a lo largo de la historia y los motivos para ponerlo en práctica son:
- Beneficios nutricionales
- Equilibrio hormonal
- Creencias culturales y tradiciones